POV (ADAL)
Estacioné el auto cerca del restaurante, al bajarnos había poca fila, pero no tardamos ni dos minutos cuando ya estábamos en la puerta de entrada del restaurante, un hombre muy amblé nos vio con una sonrisa.
— Buenas tardes, bienvenidos a Delicatta — dijo muy feliz —. ¿Tienen reservación?
— Si señor, a nombre de Adal Ackerman, mesa para tres...
El hombre se tardó un poco y me estaba empezando a preocupar porque estoy seguro de que en la página que dice "no seguro", había hecho bien mi reservación.
— Si, mesa para tres, lo siento la tardanza, hoy tuvimos un problema con las listas— nos respondió nervioso —. Síganme por favor.
Al pasar dentro del restaurante, siempre tiene ese ambiente tranquilo, diseño acogedor en madera, cielo Razo alto, no se encerraba el calor, todo era fresco y daba esa sensación de tranquilidad.
Pasábamos por las mesas y podíamos ver, amigos, familias, parejas, todos ellos felices y conviviendo en armonía, todos disfrutando de su tiempo juntos. Al llegar a nuestra mesa, trataron como un rey a Connor y asegurándose de dejarlo lo más cómodo posible.
Llegó una muchacha rubia con anteojos y de aspecto muy gentil, dejo la carta frente a cada uno de nosotros, se presentó como cualquier otra mesera, y nos dejó tranquilos, para seleccionar las entradas y bebida con las que acompañaríamos el almuerzo.
— ¿Qué quieres de entrada? — me preguntó Connor.
— ¿Dónde están las entradas? — pregunté cuando ambos se miraron de reojo sorprendidos.
Se veían confundidos y no sabía él porqué, no pregunté nada del otro mundo.
— Están en el principio de la carta... — dijo Henry.
Volví a la primera página, de la carta y logré ver las letras de entrada, así que me di cuenta de que la pase por alto, nada sospechosos o de que pensar mal.
— Lo siento, miré primero las bebidas, y los platos fuertes — susurré —. Elijan ustedes, saben más de esto que yo.
Ellos empezaron a charlar sobre que pediríamos de entrada, no lograba recordar que fue eso que pedí la última vez que vine, todas las letras son confusas, no logro armar un solo platillo en mi cabeza.
Lo único que logro recordar e identificar son las bebidas, quería una soda nada del otro mundo, con mucho hielo y muy refrescante. De comer aún no sabía por qué las imágenes no eran claras y no sabía como era su tamaño.
Yo seguía mirando el menú tratando de recordar que fue lo que ordenar para no confundirme y pedir algo desconocido, estaba en trance hasta que alguien decidió patearme debajo de la mesa.
— ¿Sí? — los miré de nuevo confundido —. No había necesidad de patearme.
Deje el menú aun lado para poder sobar mi canilla que si habían pateado con fuerza.
— Te estamos preguntando, si es mejor ¿los palmitos de cangrejo o los camarones apanado?
Abrí de nuevo el menú, como ya me habían dicho que estaba al principio de la carta, no fue muy difícil identificar las imágenes, me quede viendo durante unos segundos, levante mi mano dejándola reposar sobre la mesa. El dedo meñique, serían los palmitos de cangrejo; el dedo índice, serían los camarones gratinados.
— ¿En serio harás ese jueguito? — preguntó Connor.
— Tú cállate — me burlé.
Empecé a jugar de esos trucos que se hacían para escoger al jugador cuando éramos niños, cuando terminé, los miré con una sonrisa.
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Reconstruyendo nuestra historia.
RomanceEl universo actúa de formas misteriosas, uno de ellos fue golpeado duramente por la realidad, en su vida llegaron cargas que el no podría sostener, para su edad era demasiado pero el jamás se rindió encontró la belleza donde otros no la verían. Pero...