Capitulo 4: Miedo.

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Alek no estaba.

Desde lo sucedido, al chico lo inundó el miedo y salió desesperado del comedor, ignorando a sus amigos y diciéndole que lo dejarán solo. Alek salió del castillo y salió corriendo hacia el bosque en al oscura noche.

Kalea y Alysson sintieron aquella punzada en el pecho que les provocaba el collar. La preocupación de la más mayor creció cuando no vio a su hijo en el comedor junto a sus amigos. Alysson sujeto la mano de su esposa bajo la mesa, dándole un poco de tranquilidad, pero ella estaba tan preocupada igual.

El resto de la ceremonia que dió Dumbledore presentando a las escuela y a los encargados del torneo, fue una completa tortura para el matrimonio Dark que, al terminar, las dos mujeres se despidieron y fueron hasta el grupo de cuatro chicos.

—¿En dónde está Alek?—preguntó Kalea al llegar con ellos.

—No sabemos—respondió Nathaniel preocupado—. Yo le seguí pero dijo que quería tiempo a solas y salió corriendo del castillo.

—¿Que fue lo que pasó?—quiso saber Alysson alarmada.

Los cuatro jóvenes se miraron entre si. Caspian y Nathaniel les habían contado a sus dos amigas lo sucedido y los cuatro estaban preocupados por el de cabello cobrizo.

—Tías... —hablo Eleonor en un hilo de vos—. Alek se imprimó de alguien.

Alysson abrió los ojos sorprendida y Kalea asintió con una media mueca, entendiendo todo por completo y recordándose a ella misma de joven. La mayor se giró a su esposa le acarició la mejilla dándole una sonrisa tranquilizadora.

—Iré por él—susurró—. Tú vé con los chicos a instalar las tiendas, yo me encargaré de nuestro hijo.

Alysson asintió ante las palabras de Kalea y esta salió corriendo por los pasillos, saliendo del castillo para empezar a oler y asentir el rastro de su hijo en el bosque. Se adentro en este siguiendo el olor hasta que encontró a Alek sentando en una rama en lo alto de un árbol, distraído mientras observaba la brillante luna.

Alek estaba tan metido en sus pensamientos que pegó un brinco del susto cuando la rama se movió, indicando que Kalea se había sentado a un costado de él.

—Desde pequeño te gustaba trepar a los árboles—rompió el silencio Kalea, recordando con una sonrisa aquellas veces de su hijo.

Alek le sonrió a su madre sin decir nada, aunque sabía perfectamente porqué ella estaba ahí.

—¿Caspian te contó lo que pasó?—quiso saber el chico, mirando a su madre quien contemplaba la luna frente a ellos.

Kalea negó.

—Fue Eleonor—contestó.

—Genial—bufó Alek.

—¿Sabes algo?—Kalea se volteó a ver a Alek—. Siempre creí que cuando entraras en fase te ibas a imprimir de ella... ¿Ustedes están saliendo o...?

—¡No! No... nada de eso—suspiró el chico—. No negaré que me gustaba y... No... No, olvidalo. No pasó nada y menos ahora.

—Ya... lo entiendo—asintió Kalea—. Me recuerdas a mi cuando me imprimé de tu madre. Estaba confundida.

—Con la mamá de Eleonor, ¿no?—dijo Alek con una pequeña sonrisa.

—¿Tú madre?—inquirió kalea, suponiendo que Alysso fue quien le había contado a chico.

Alek asintió riendo bajo.

—No quiero más detalles de eso por favor—bromeó Alek, ganándose un empujón divertido por parte de su madre.

Werewolf (H. Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora