Capitulo 3: Imprimación.

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Nota: apartir de aquí la historia va a estar narrada por mi y no por Alek. Intenté hacer esta historia con la perspectiva de Alek pero... Siento que me sale mejor narrandolo yo xd. Espero no les moleste y que sigan disfrutando esta aventura.
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—¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ALEK!

El chico pegó un brinco de susto ante los gritos de sus amigos y se cayó de la cama tras un gran almohadazo que le metió Nathaniel.

—¡Oye!—reprocharon las chicas, llendo a recojer al de cabello cobrizo.

—¡Casi los desnucas!—rio Caspian, dándole un empujón divertido a Nathaniel, quien lucia algo preocupado.

Se había pasado de fuerza. La cabeza del pobre de Alek había tronando en el suelo.

—¿Estás bien?—preguntó Eleonor preocupada mientras lo examinaba.

Alek sintió tratando de enfocar la vista.

—A ver—Joanna empujó a su amiga y con una mano le cogió el cabello a Alek, quien se quejó, y con la otra le puso tres dedos enfrente—. ¿Que número es?

—¡Ay! El tres—respondió Alek, intentado zafarse de jalón de pelo.

—¡Era ninguno, tarado! Estos son dedos no números—dijo la chica entre risas y soltándolo.

Alek la miró ceñudo. Se quedó unos segundos el suelo recuperándose, entonces recordó la fecha en la que estaban y se puso de pie.

—¡Es mi cumpleaños!—gritó con una sonrisa de oreja a oreja—¡Y podré ir a Londres!

—¡Nos vamos a Londres!—gritaron también los cuatro chicos y se lanzaron a abrazar al ojiazul, dando brincos por toda la cabaña.

Para Alek se trataba de su mejor día: saldría a conocer otro lugar, era Halloween y era su cumpleaños. El lobo no podría estar más feliz, sobretodo por su cumpleaños. Gracias a sus madres, el chico había celebrado todos sus cumpleaños y las 16 fiestas que había tenido habían sido estupendas.

Lamentablemente este año de su cumpleaños 17 no tendría una fiesta, pero saldría del país, eso era mucho más increíble.

A diferencia de los otros días, la manada de cinco chicos se arreglaron con sus uniformes y salieron de la cabaña con sus mochilas en los hombros y sus baúles en mano. Se dirigían rumbo donde estaba la carroza y la sonrisa de Alek nunca murió tras ser felicitado por su cumpleaños por otros estudiantes.

—Todo un galán, eh—bromeó Nathaniel cuando una chica le paso guiñando el ojo a Alek.

—Oh no... —Alek sonrió nervioso—. Yo aún no... No, no... No sé si estoy listo.

—¡Hermano!—Susurró Nathaniel y la acercó hacia él, alejándose de sus dos amigas—. Estás cumpliendo 17 años ¿No crees que es necesario que entres al juego del amor?

Alek negó.

—Deja de atosigarlo—intervino Caspian.

—Solo no quiero que se quede virgen como tú, Caspian—rio Nathaniel.

—No te preocupes por mi—Caspian sonrió de lado—. Tu hermana ya encargó de eso.

—¡¿Que tienes con mi familia!?—exclamó Nathaniel—. Primero mi abuela ¿Y ahora mi hermana? Si te metes con mi mamá te juro no tendré compasión y me olvidaré que eres mi mejor amigo—advirtió el pelinegro señalando al pelirrojo con su dedo índice.

—Nunca me metería con tu mamá—negó inmediato Caspian—. Ella me quiere más a mi que a ti, ¿Cómo podría hablar mal de ella?

—Simplemente tiene lastima de ti por no tener padres.

Werewolf (H. Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora