Amor Correspondido

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Al cerrarse las puertas Jo me volteó a ver con una expresión muy rara en su rostro, como si deseara con total plenitud que estuviésemos solos, pero como si eso a la vez le incomodara. Volteé a ver a Jo nervioso mientras me mantenía en mi asiento, mientras este se acercaba lentamente a mí.

-¿Qué quiere que haga ahora, Señor Calderone? -Dije en un tono burlón-.

-Ven, acércate. -Me dijo con un tono provocativo-.

Al levantarme de mi asiento camine hacia Jo, que se encontraba en la mitad de la oficina; al ver que de cierta manera le obedecí comenzó a caminar hacia mí y en un instante estábamos uno frente al otro. Lentamente Jo me atrapó entre sus brazos, yo decidí seguir el juego y abrazarlo también, comenzó a acercar su rostro hacía mí y yo de igual manera me fui acercando a él. Nuestros labios estaban a escasos centímetros de tocarse, poco a poco nos íbamos acercando hasta que...

-¿No tienes algo que explicarme? -. -Interrumpí en un tono serio-.

-¿Qué? -Dijo ahora un sorprendido Jo-.

El calor de la situación se esfumo en un segundo; y aunque en realidad deseaba ese beso no iba a ser tan fácil y menos después de lo que ocurrió la noche anterior en la playa.

Jo me soltó de su agarre a lo que hice una mueca y crucé mis brazos en espera de una respuesta. Él se rascó la nuca y comenzó a caminar en círculos.

-¿Lo siento? -Respondió inseguro-.

-Sí quieres algo conmigo sólo debes decirlo. -Traté de sonar comprensivo y como estrategia para sacarle la verdad-.

-Pues sí, desde que chocamos ese día no puedo dejar de buscarte y pensar en ti cada momento, pero no sabía si te gustaban los chicos; hasta que me besaste en la mejilla, no cualquier chico hace eso y ahora mira... Soy tu jefe y estaba a punto de... enserio, lo siento, me dejé llevar por la situación; y sobre anoche, me dejé llevar por mis impulsos y no sabía si estaba haciendo lo correcto así que por eso huí, no quería hacerte sentir mal.

Me quedé meditando mientras Jo se tumbaba en un sillón y frotándose el rostro se lamentaba, así por unos segundos que parecieron largos minutos, después de reflexionar me acerque a donde Jo, me incliné y le besé la mejilla.

-Está bien, pero debemos ir más despacio.

-¿L-lo dices enserio? -Tartamudeó -. -¿Qué te parece si te invito a cenar?

-Está bien, sorpréndeme.

Jo me jaló por el brazo y muy emocionado me introdujo junto con él en el ascensor, esos momentos fueron de un silencio un poco incómodo, pero al parecer él no lo notó. Al llegar al recibidor sólo estaba el recepcionista y unos cuantos botones que se habían quedado dormidos en los sillones de la sala de espera, pero al parecer a Jo no le molestaba y creo suponer que es por la razón de que es joven y comprende esas situaciones. Salimos y frente al hotel estaba estacionada la motocicleta de Jo, me lanzó el casco a lo que reaccione inmediatamente y pude atraparlo, subió y yo hice lo mismo, después de eso me abrace a él y otra vez pude sentir su firme abdomen y respirar su perfume, no lo niego, me encantaban esos viajes.

Acto seguido arrancó y avanzamos casi de inmediato adentrándonos en la carretera de la costa, mientras la luna brillaba en todo su esplendor y la vestimenta extraña de las personas brillaba en colores neón, todo era casi mágico, parecía un sueño. Cuando menos lo esperé nos detuvimos frente a un restaurante que al parecer era muy lujoso, Jo bajo del vehículo, yo también baje, ambos nos quitamos los cascos y despreocupadamente Jo le dio las llaves a uno de los miembros del Ballet Parking del lugar, al entrar Jo volteó a verme con una enrojecida sonrisa.

-¿Te gusta? -Preguntó con una voz serena-.

-Me encanta.

Dije mientras observaba el papel tapiz de frutas y candelabros que colgaban del techo en forma de diamante, también había un escenario en una de las orillas del lugar, a su vez las meseras que atendían las mesas tenían diademas que sobre ellas tenían adornos en forma de fruta y en sus vestimentas tenían incrustados diamantes.

-Creo que tendré que acostumbrarme a lo extraño de este lugar. -Me dije a mí mismo mientras una chica no muy alta de pelo negro y ondulado y en su diadema un adorno en forma de cereza se acercaba a nosotros con una sonrisa agradable-.

-¡Hey! ¡Jo! ¡Hasta que decidiste venir! -Dijo la chica mientras le abrazaba.

-Jaja, sí, sólo quería traer a ____ a un lugar especial. -Mencionó mientras estiraba su mano en mi dirección-.

Tras esta acción la chica sonrió de nuevo y me tendió la mano.

-Hola, bienvenido a Marina's, soy Marina Diamandis, la dueña del lugar, amiga de Jo e inversionista del hotel; y como no me gusta ser prepotente también soy mesera-.

Le correspondí el saludo tras soltar una leve risa.

-Bien, por aquí por favor. Dijo mientras nos guiaba hacia una mesa. Al sentarnos en nuestros lugares las luces principales se atenuaron y se encendieron unos reflectores que apuntaban hacía el escenario, del telón salió otra fémina de cabello castaño y ondulado con un vestido que le llegaba a los pies y de labios gruesos.

-Señoras y señores, recibamos con un aplauso a Elizabeth Grant que nos deleitara con un poco de música para acompañar sus alimentos. -Se escuchó la voz de Marina por los altavoces del lugar-.

Todas las personas aplaudieron y en cuanto Elizabeth comenzó a cantar todos hicieron una cara de disgusto, pero al ser gente notoriamente de alto mundo o buena posición económica hicieron un gesto agradable bastante fingido, pero yo sólo pude sonreír sinceramente al estar en ese lugar con Jo y buena música.

De pronto siento que Jo toma mi mano...

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora