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Resultaba una rutina que por los pasillos del enorme castillo de Yoon vagara el tecer príncipe del reino vecino Hong Ji Soo .

Estaba acostumbrado a recorrer cada centímetro de aquel palacio esperando a ser visto por el monarca de aquellas prósperas tierras .

Era un juego en el cual ambos amaban participar , uno buscaba al otro indirectamente quien no se hacía de rogar .

Muchas veces sus casuales encuentros terminaban en aventuras pasionales bajo las sábanas de rubíes del mayor .

Mas, todo tenía un límite, y esa noche parecía que la paciencia del joven se acabó completamente. Esa noche, no haría las cosas de la forma incorrecta , no rogaría a los pies del apuesto monarca .

No quería continuar formando parte de esa partitura retorcida donde al aumentar su enamoramiento disminuía su capacidad de frenar .

La puerta de su habitación fue tocada , tan solo unos segundos de no responder, esta fue abierta dejando ver a su Majestad .

Los largos cabellos del Rey Yoon estaban despreocupadamente recogidos en una coleta lo que daba a entender que se había vestido apresurado.

-- ¿ Todo bien Majestad ? -- Preguntó a la vez que el rey tomaba asiento en la cama del príncipe omitiendo el pedir permiso.

-- Me has evitado estos días .-- Soltó con recelo esperando a que como estaba acostumbrando Ji Soo cayera en sus brazos y se entregase , mas, esta vez no sería así , no danzaría en torno a sus caprichos .

Sus ojos se posaron en el par de maletas que estaban en una esquina haciendo que la preocupación invadiera su mente.

-- ¿ Vas de visita ?-- Preguntó el monarca Yoon Jeong Han causando que el joven príncipe negara -- Usa tus palabras cariño , sabes cuanto amo tu voz .-- Incitó apreciando como el carmín se apropiaba de las mejillas del príncipe.

-- Regreso a mi reino para siempre , Majestad. -- Informó mirando a los ojos al de cabellos largos.

-- Te lo prohibo. -- Clamó levantándose a velocidad de la luz para encarar a quien consideraba su amor de la vida. -- Quédate por favor, sabes cuanto te amo , no es lo mismo sin ti .-- Rogó tomando las manos del de felinos ojos y besando tanto el dorso como la palma de estas .

-- ¿ Por qué sólo me ama cuando me voy ? ¿ Por qué me busca cuando no quiero quedarme ?-- Interrogó confundido Ji Soo alejándose del rey .

Estaba seguro que escucharía alguna cursilería, así que esperaba pacientemente las palabras del mayor , las cuales de seguro no detendrían ni un centímetro de su trayectoria.

-- Me están presionando para que me case, esta semana estuve ocupado ahuyentando pretendientes. --Se excusó, el menor relajó su semblante ,pero, no desapareció aquella expresión gélida de su hermoso rostro .-- Pensaba en pedirte matrimonio. -- Añadió .

Ji Soo no pudo evitar que sus ojos brillaran ante lo escuchado, eso no era lo que buscaba. Negó con su cabeza mientras se alejaba delicadamente del mayor.

-- Agradezco sus palabras , no merezco esto , no quiero ser una simple opción después de las otras , no deseo ser su comodín, majestad . -- Hizo una reverencia antes de abrir la puerta de su cuarto haciendo pasar a cuatro de sus escoltas quienes tomaron su equipaje .

-- No te puedes ir .-- Reclamó Jeong Han severamente .

-- Sí puedo, no soy tu capricho, no puedo seguir cautivo aquí dependiendo de si vendrás a verme o no . Siempre dijiste "uno , dos , tres " , seguir esos pasos fueron difíciles para mí , majestad . -- Explicó .-- Eso no es amar . Pudiste controlar todo de mí, siempre querías algo más . No soy una distracción o una pertenencia , soy una persona y espero que no comenta estos mismos errores con quien usted vuelva a amar .-- Sentenció antes de atravesar el umbral, sabiendo su vida daría un vuelco de 180° pero no se arrepentiría.

En cuanto vio a través de uno de los grandes ventanales al príncipe retirarse en su carruaje, Jeong Han se percató de cuán solitario era el enorme palacio .

Con tan poco se conformó aquel príncipe extranjero , Ji Soo le veía coquetear, salir con miembros de la servidumbre, sin embargo aguantó cada espina que fue clavada en su joven corazón ; no supo valorar al menor . Le había privado de la verdadera alegría del amor y debía dejarlo ir aunque doliese, se había impregnado en el contrario como un tatuaje , que por más que quisiera era difícil de remover .

Por primera vez en por las mejillas del monarca se deslizó una lágrima, siendo el inicio de su interminable llanto tras el ritmo de ambos haberse distanciado , por primera vez hallándose desesperado juró que en sus próximas vidas atesoraría a quien fue su más preciada flor , su uno en un billón.

One in a Billion㆐JIHAN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora