Capítulo 8

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Winry POV

Finalmente, hoy iba a suceder, y estaba lista para ello.

La reparación y el mantenimiento al automail del señor Thomas me había llevado más tiempo del que había estimado, por ende, para cuando volví a casa casi al anochecer, la abuela ya se había adelantado a preparar la cena, Ed y Alphonse la ayudaban en la cocina mientras que el mayor de los Elric les relataba como había estado su última visita a Central.

Me apresuré a mirarme en el espejo de mi habitación y acomodé rápidamente mi cabello para que se viera como si realmente no le hubiese puesto demasiada dedicación, pero ¿a quién quería engañar? Esta era solo una forma de matar el tiempo para que el nerviosismo no volviera a apoderarse de mí.

Aunque era un poco inverosímil considerando la pequeña escena que habíamos vivido durante la cena y que de solo recordarlo todavía me hacía sonrojarme.

-Flashback-

-...De cualquier manera, las cosas se han estabilizado mucho más desde la última vez que estuve ahí – Soltó Ed a mi lado mientras le daba un bocado a su cena – No creo tener que ir pronto a Central, especialmente porque el coronel bastardo y los demás vieron con buenos ojos la investigación.

-El coronel Mustang – Corrigió inmediatamente Alphonse – Nos aseguró que no había prisa en que retomaras los deberes como Alquimista Estatal, especialmente después de todo lo que sucedió.

-Si, pero sabes que no puedo quedarme quieto – Respondió Ed volteándose a mirarme y guiñándome el ojo de forma cómplice.

No supe cómo tomar aquel gesto, sin embargo, no le presté mayor atención y seguí con la conversación.

-De seguro no puedes esperar a la siguiente oportunidad de romper el automail – Bufé rodando los ojos.

-Tengo que darte trabajo de vez en cuando ¿no? – Dijo aún de forma juguetona mientras sentía como chocaba su rodilla con la mía debajo de la mesa, como si quisiera llamar mi atención cuando ya la tenía totalmente.

-Hermano pudiste habernos dicho que llegarías mucho antes de lo planeado – Agregó Alphonse mientras yo sentía la mano de Ed haciendo círculos con sus dedos en mi rodilla y causándome un escalofrío a lo largo de la espalda ¿qué pretendía con esto? – Te habríamos recogido en la estación.

-Quería sorprenderlos – Dijo el aludido sin inmutarse y siguiendo con sus caricias de forma disimulada debajo de la mesa – Aunque no contaba con que no hubiese nadie en casa.

-Bueno no es como si nos hubieses sorprendido demasiado – Agregó la abuela encendiendo su pipa – De no ser porque estabas en la ducha habría pensado que entraron a robarnos con semejante desastre que había en el sofá.

Cuando mi abuela soltó este comentario tuve que desviar la mirada porque empecé a sentir como me sonrojaba, aparentemente el viejo sofá había quedado hecho un desastre luego de nuestra intensa sesión y salí tan apresurada que no me tomé el tiempo de acomodarlo, aunque, yo esperaba que Ed tuviera el detalle de hacerlo.

Claramente no sucedió.

-Es que estaba muy cansado cuando llegué y apenas me recosté me quedé dormido, por eso estaba hecho un desastre – Respondió Ed tranquilamente con claras intenciones de tratar de desviar la atención del tema – Por cierto, jamás duerman en ese sofá.

Era una excusa terrible, pero iba a colaborar a la causa soltando un comentario que terminara por desviar la atención del tema, sin embargo, me vi interrumpida cuando sentí como la mano de Ed abandonaba mi rodilla para subir lentamente por el muslo y colarse debajo de mi falda. El toque se sintió increíble, aunque tuve que disimularlo para que ni la abuela ni Alphonse se dieran cuenta de lo que sucedía.

Crónicas de una primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora