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El chico se veía asustado. Casi cómicamente, pero no había nada gracioso en esto. Min Yoongi no se reía. Ni un poco.
―Wow, ¿es él?― Preguntó Hoseok.
Yoongi no estaba mirando al hombre, pero podía decir cómo de incrédulo estaba basado en el shock que salía de su voz.
―Sí, este es.
El chico estiró una de sus manos. Todo el brazo le temblaba.
―Por favor, no quise decir nada con eso. Te devolví tu billetera.
―Bien por ti con eso,― Yoongi espetó.
―No seas malo. Claramente está aterrorizado,― dijo Namjoon. ―Sólo llevémoslo de vuelta a casa, y podemos averiguar qué hacer.
―¿Volver...?― El chico miró entre los tres de ellos y luego abruptamente sacudió su cabeza. ―¡No voy a ninguna parte contigo!
Yoongi no pudo evitarlo. Su lobo salió a la superficie y actuó sin su consentimiento.
Yoongi gruñó, y su brazo salió disparado hacia adelante, agarrando la garganta del chico lo suficientemente apretado para mantenerlo tranquilo. A Yoongi no le gustaba cuando un omega, especialmente un omega defectuoso, descaradamente hacia caso omiso de una orden como esa. El chico agarró su muñeca, mirando a Yoongi directo a los ojos, apretando los dientes mientras miedo rezumaba de sus poros tan densamente que Yoongi pudo olerlo.
Casi parecía que lágrimas comenzaban a brotar de los ojos grises. Todo en este chico era gris. Sus orejas de lobo, su cola espesa, incluso su cabello. Coincidía con el color gris plata-pizarra de su cola y orejas. Si su rostro no se viera tan joven, Yoongi podría haber asumido que era mucho más viejo.
―Yoongi, vamos, lo estás asustando. Esto no está ayudando.― dijo Namjoon.
La voz de su alfa estaba en calma, pero Yoongi apenas lo oyó.
No lo oyó, y no reaccionó a él tampoco, no hasta que el chico en su mano se desmayó completamente.
―¡Mierda!― Yoongi gritó cuando el cuerpo más pequeño quedó inerte, la cabeza cayendo hacia atrás.
Yoongi tuvo que poner su mano detrás del cuero cabelludo del chico sólo para asegurarse de que no se rompiera el cráneo con los bordes ásperos de las escaleras de hormigón.
―Bien hecho― dijo Hoseok. ―Realmente lo asustaste tan mal que hiciste que se desmayara.
―No quise hacerlo― dijo Yoongi, levantando al chico un poco para poder tener una mejor visión de él. Era difícil con sólo las farolas amarillas, pero pudo ver claramente las manchas de suciedad en su cara, así como el olor que indicaba que había pasado algún tiempo desde que el chico se había bañado.