D O C E

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Yoongi trajo de regreso a su compañero a su hogar compartido. Su casa. Esa era la clave. Este lugar ya no era donde Yoongi venía sólo cuando quería dormir o conseguir algo de paz y tranquilidad antes de ir a tratar con el resto de la manada. Esta era su casa y la de Jimin, y nadie, ni los bastardos snob, ni sus estúpidos pensamientos prejuiciosos, alejarían eso de él.

Mientras besaba a Jimin, sus bocas uniéndose apasionadas y con ganas de demostrar su afecto, se perdió al abrir la puerta y conseguir que ambos entraran. La altura y la posición y todo el movimiento significó que sus bocas tuvieron que separarse por unos segundos, pero luego estuvieron juntos de nuevo, besándose, lenguas empujándose y recorriéndose.

Jimin había hecho algo tan increíble para Yoongi, y ni si quiera lo sabía. Había demostrado lo fuerte que era. No sólo en el sentido de que pudo sobrevivir en las calles, sino también en cómo se enfrentó a esa clase de personas que iba a encontrarse en su vida, les gustara o no.

Había hecho lo que cualquier orgulloso lobo haría, y se mantuvo firme. Él no había cedido, ni acobardado, o huido. Yoongi estaba tan jodidamente orgulloso de él por eso, tan orgulloso y feliz de que su compañero tuviera el tipo de autoestima que le permitió hacer algo así, a pesar de todo lo que ya había pasado.

También se había encendido viendo a Jimin devolverle las palabras a esos idiotas, y Yoongi luchó para conseguir sus manos dentro de la chaqueta de Jimin, bajo su suéter, para poder tocar la piel cálida del hombre, escuchar esa entrecortada respiración y luego, besar su cuerpo desnudo.

Jimin se quejó a través de su beso antes de que Yoongi incluso pudiera llegar tan lejos. Las capas de ropa estaban demostrando ser un problema, y Yoongi necesitó alejar su boca para ver lo que estaba haciendo.

Últimamente, los dos estaban vistiendo mucho, bufandas, botas, guantes y chaquetas pesadas, por lo que salir de todo eso no sería tan fácil.

Jimin dejó caer su diario al suelo. Yoongi lo recogió antes de que la nieve pudiera derretirse y mojar las páginas. Lo puso al final de la mesa junto a la puerta y luego devolvió su atención en conseguir a Jimin fuera de su ropa.

Jimin se rió cuando se bajó la cremallera de su chaqueta, y Yoongi le ayudó a salir.

―Tenía un poco de frío, pero ahora estoy demasiado malditamente caliente.

―Eres muy caliente―, dijo Yoongi, una broma rara en él, pero no le importaba. No era como si Jimin fuera a difundir alrededor que él estaba haciendo bromas cursis como esa.

Cuando se acordó de que Jimin era un escritor, casi detuvo el movimiento de sus manos. Esperaba que Jimin no pusiera nada de lo que dijera en un libro.

Jimin se quitó las botas. Normalmente era tan cuidadoso con ellas, con todo lo que Yoongi le había dado, como si todos fueran artefactos preciosos que necesitaba cuidar tierna y amorosamente. Ahora no. Ahora entre más capas estuvieron fuera, Yoongi pudo ver claramente el bulto que crecía en los pantalones vaqueros de Jimin y su propia polla y bolas respondieron en consecuencia a la vista.

甜蜜的有缺陷的狼³ [ YoonMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora