Las aventuras de un vigilante caótico [BNHA]

Interludio

~•~•~•~•~•~•~•~•

Un hijo de las grietas del sistema

~•~•~•~•~•~•~•~•

Octubre 10.

Izuku conoce una buena parte del mundo bajo, ser un vigilante con patrullas que van de la noche hasta la madrugada le permite conocer mejor como se mueve todo en la oscuridad. Todo es tan diferente del día, si el greenette tuviera algo que decir, es que las peores cosas suceden por la noche, dónde los olvidados que se deslizaron por las grietas caminan por las calles y arrastran víctimas a los callejones.

Debería ser aterrador para un adolescente de 14 años este tipo de mundo, pero él conoció los matices detrás del mundo desde los 5 años cuando Hisashi lo golpeó y lo lastimó con su quirk en tantas ocasiones de las cuales había perdido la cuenta, no hasta que se cansó y se fue a Estados Unidos cuando el greenette tenía 9 años.

Sabía que el mundo no era de color rosa, es decir, siempre te enseñan que tus padres son las personas que te amaran sin condiciones y te protegen del daño, pero los padres de Izuku nunca hicieron nada de eso, los compañeros de escuela del greenette siempre fueron malos con él desde el momento que su quirk se reveló, ya sea teniéndole miedo, hablando de como se volvería un villano, ignorándolo, aislándolo y aquellos que se sintieron valientes lo han lastimado físicamente. Los maestros son complicados, trabajan de formas raras, unos estarán de acuerdo con la discriminación inflingida por los niños, otros simplemente harán como que no ven y una muy pequeña parte lo defenderán, pero ese tipo de maestros son muy raros, un uno entre veinte. Los matices de las personas se retorcían cuando tenían miedo, resentimiento o ira, el joven vigilante entendió eso a los seis años.

Así que, cuando Izuku comenzó en el vigilantismo a la edad de once años, pudo digerir las cosas horribles con las que se encontraba, sabía que había un lado horrible de las personas, de aquellas que se filtraron por las grietas cuando la sociedad les falló y de aquellas que lo hacían solo por el afán de ser malos. El vigilante de once años observó los matices de las personas, el mal que estaban cometiendo en la seguridad de la noche y la falsa sensación de poder que obtenían al cometer los delitos que realizaban.

Izuku veía, lo hacia porque él también era un hijo de las grietas del sistema, siendo empujado por una sociedad ignorante, discriminatoria y aferrada a empujarlo lejos de sus ideales y sueños que construyó apesar de la infancia de mierda que había tenido con sus padres. Es por esto que el greenette se deslizaba por la noche sin importar los peligros que hubiera, no sólo para demostrarle a todos que puede hacer el bien, sino para poder dar una mano a aquellos como él que aún tienen una oportunidad, jamás da promesas vacías y ayuda con todo lo que está a su alcance, si es solo una persona que salva de las grietas, el greenette lo toma y continúa.

El vigilante ha crecido de alguna forma en el mundo bajo, entre los barrios más abandonados por los héroes. Izuku conoce los centros médicos clandestinos, los lugares neutrales que atienden a personas con quirks catalogados como 'villanos' o de mutaciones cuando los hospitales les cierran las puertas, lugares donde atenderán a héroes clandestinos, vigilantes, personas sin peculiaridades, justicieros moralmente grises y villanos sin ningún tipo de repercusión, con un pacto de cero agresión y acuerdos donde no podía delatarse a nadie sin importar si había una recompensa sobre la cabeza de alguno, eso sólo significaría perder los únicos lugares que les salvarían el pellejo si alguna vez estaban al borde de la muerte.

El greenette también conoce los bares subterráneos de reunión, aquellos donde cualquiera del bajo mundo (héroes clandestinos, justicieros, vigilantes y criminales de monta baja) se pueden reunir como terreno neutral, dónde realizar un acto de agresión significaría ser vetado de un lugar que claramente es beneficioso para todas las partes ante la valiosa cantidad de información que puedes obtener, además de las reuniones que puedes solicitar y que se manejen de manera segura sin posibilidades de ser traicionado o vendido. Técnicamente, estás protegido dentro de esos lugares, no te metas con nadie y nadie se meterá contigo, incluso puedes entablar charlas amistosas en esos lugares con personas que seguramente estarías tratando de cazar para entregarlas a la policía o a las pandillas o a los villanos, es dependiendo de qué lado lo veas.