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𝕯ía 04: Boda/Propuesta.

    
     El número 11 de Japón se abre paso ante la perfecta defensa de la Selección Brasileña, dejando a la última completamente inservible. Es un verdadero monstruo y no hay quien pueda frenarle, los gritos incesantes de los fanáticos que presencian tal hecho resuenan por todo el estadio, solo falta menos de medio minuto para que la final del Mundial de Fútbol concluya.

     —¡Nagi Seishiro posee la esférica y se dirige al área enemiga! —emite el comentador número dos.

     Su equipo va tras él para apoyarle, sin embargo, Nagi ha despertado y devora a cualquier individuo que se le cruce en el campo, un genio en concreto. Se prepara para rematar y allí es cuando realiza un disparo impecable contra el arco rival, consiguiendo así el hat-trick perfecto que destruye el empate y da lugar a la victoria del equipo japonés.

     —¡Gol! —exclama el narrador uno, en el tono más fuerte que su voz le permite— ¡Japón campeón del Mundo! —repite incesante, una y otra vez.

     Los mejores jugadores del mundo son de la Selección BlueLock, no puede ser de otra manera. El equipo del país del sol naciente festeja a gritos y lágrimas, mientras los más fieles imitan desde las gradas, conmovidos y en un encanto indescriptible.

     Se le ha entregado a Japón en medio de tal euforia y exaltación la Copa del Mundo, la cual yace empuñada por Nagi Seishiro, quien está rodeado por su equipo.

     Pero el albino no presta atención mínima al triunfo, sus ojos están puestos en un jugador más de la Selección Japonesa, Reo Mikage, la razón por la que está aquí, junto a quien luchó por este sueño que, actualmente, ya no lo es más ¡Se ha cumplido!

     Nagi se acerca al chico de cabellos morados y suspira, el premio es más pesado de lo que antes imaginó y ya no quiere cagarlo más.

     —Reo —llama Nagi, extendiendo el dorado con dirección a su amante-, lo logramos.

     Todo acto holgazán de su parte se ve frenado ante un par de lágrimas que comienzan a mojar las mejillas de Mikage, el deseo por tenerlo en brazos es tan grande que olvida su molestia ante el peso de la estatuilla de oro, es así como se lanza sobre Reo y le ofrece el gesto más sincero que ha dado en toda su vida: un abrazo que conecta ambos corazones de los futbolistas.

     —Lo sabía, ¡sabía que te convertirías en el mejor del mundo! —las palabras de Reo son escandalosas y sinceras, está tan nervioso y conmovido que se le ha quedado la voz.

     —Nos convertimos en el mejor del mundo ¡Juntos! —le recuerda el de ojos claros, no estaría allí de no ser por Reo.

     El llanto de Reo se hace más intenso al escuchar palabras tan inusualmente lindas de Nagi, pero no se detiene y saca de su bolsillo una pequeña caja, con discreción, el mundo no tiene por qué enterarse de su propuesta:

     —Nagi... Ha habido un par de contratiempos en nuestro camino para llegar hasta donde estamos, sé que lo que estoy a punto de pedirte es una estupidez, pero...

     Y en ese preciso momento es cuando Nagi se percata de la presencia de aquel hermoso objeto: un anillo de compromiso. Abre sus ojos por toda la expansión permitida para un ser humano normal.

     La mesura que Reo intenta mantener desde el inicio se va a la mierda en un segundo, pues Nagi, ahora y sin pensarlo dos veces, plasma un beso sobre los labios de su ahora prometido, importándole menos nada que todo el mundo estuviese viéndolos.

     La sorpresa en la expresión facial de Reo es notoria, no solo él está perplejo por la acción imprudente que Nagi decide formalizar, el resto del planeo terráqueo comparte su misma impresión, aunque para bastantes miembros del BlueLock esto era un secreto a voces.

     —Reo —pronuncia Nagi mientras va tomando distancia de los labios ajenos—. ¿Eso significa que me mimarás por el resto de tu vida?

     —¡N-Nagi, ve mejor el puto lugar en donde estamos!

     —Oh, cierto. Qué fastidio...

     Es lo único que se le ocurre decir, en realidad no está nervioso ni nada por el estilo. Sabe que muchos le odiarán solo por reconocer a quien ama de forma pública, pero no pretende ocultarlo más tampoco, desea que el mundo esté enterado de que la persona que robó su corazón también es un jugador de élite.

     Boquiabierta se encuentra la multitud de fanáticos por el inolvidable suceso, pero Seishiro le sigue restando importancia. Simplemente se pone en pie, entrega La Copa a Isagi Yoichi y levanta a Reo, llevándoselo consigo, fuera de focos y personas, o eso intenta, ya que un montón de reporteros van tras ellos al verlos descender del estadio.

     Reo sigue estupefacto y solo se deja llevar por Nagi, eso sin contar que sus mejillas se encuentran más rojas que un maldito tomate, lo que hizo su amante allí fue un acto impertinente, no obstante, su acelerado corazón advierte que no hay vuelta atrás Eso quiere decir que Nagi sí quiere contraer matrimonio y, por dramático que suene, pensar en ello llena de lágrimas sus orbes, de nuevo.

𝐇𝐀𝐍 𝐂𝐔𝐌𝐏𝐋𝐈𝐃𝐎 𝐉𝐔𝐍𝐓𝐎𝐒 𝐄𝐋 𝐒𝐔𝐄Ñ𝐎 𝐃𝐄 𝐒𝐔 𝐕𝐈𝐃𝐀.