CAPITULO VEINTISEIS

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Santiago

Siempre habíamos sido ella y yo, nunca supe nada de mi padre, tampoco me interesó saberlo.

Mamá se hizo cargo por los dos y por eso la admiraba, no podía pedir más. Yo siempre buscaba la manera de ayudarla en las cosas del hogar aunque siempre sentía que solo lo empeoraba

Ella me daba a entender que cada cosa que hacía era genial, nunca me preocupe por tener una mala relación con mi madre. Y es que porque habría de tenerla

No salía mucho de fiestas, teníamos nuestros días de spa, y sobre todo había comunicación y confianza.

Mi madre siempre fue una mujer increíble, ella cumplía con los estereotipos de: Tu madre siempre será tu primera amiga.

Me dolía saber que la perdería, la noticia me habria recibido como balde de agua frío, porque verás. Mi madre siempre fue la mejor cosa de mi vida.

Cuando mi padre nunca fue al evento del kinder, mi madre me había llevado a un colchón inflable y se había encargado de distraerme en todo el día

Cuando se quedó conmigo toda la noche en la habitación porque tenía ganas de llorar, busco alguna forma de hacerme reír, me contó cosas de cuando estaba pequeña y de todas las aventuras que tuvo

Mi madre a sus 23 años había recorrido toda europa y demás países, guardaba muchas fotos de sus viajes y todos los momentos felices que pudo tener.

El asunto de mi padre fue un rollo de una noche, se veía obligado a estar con mi mamá por eso cuando nací solo aseguro que mandaría dinero y se fue. Sin dejar rastro de el

Ella siempre rechazo su dinero, dijo que yo valía más que todo lo que el mandaba.

Siempre tuvimos el dinero suficiente para vivir por nuestra cuenta, era grandioso saber que la tenía para mí todas las horas del día

-¿Ves esa estrella de allí? -Asenti con lentitud -Tiene tu mismo nombre

-¿En serio? -Me volví hacia ella sorprendido -¡Es increíble! ¿Se lo puedo contar a Isla?

-Por supuesto que sí, mi niño -Acaricio mi pelo -Puedes contárselo a quien tú quieras

-Si -Susurre y me deje caer sobre el pasto.

En realidad aquella estrella se llamaba, Sirio. Aparecia en cielos plagados, en la magnitud -1,47 y era una enana blanca

Pero me pareció un lindo gesto hacia mi yo de ocho años, ponerle mi nombre a una estrella

La vez que me enseño a bailar solo para sorprender a una chica fue muy divertido. No paraba de pisarla y pedirle disculpas, ella solo sonreía. Me preguntaba si solo lo hacía para no hacerme sentir mal o porque, en verdad no le molestaba

El día de mis 15 mi madre decidió festejarlo

-¿Quien dice que no podemos celebrar tus 15? -Fruncio el ceño

-La sociedad -Le reste importancia sujetando las cuerdas de mi mochila -No hace falta que lo hagamos...

En realidad me había emocionado mucho la idea de poder celebrar mis 15 (aunque, porsupuesto era sin el vestido)

-¿Y desde cuándo nos importa lo que diga la sociedad? -Puso las manos sobre la mesa -Vamos a celebrar tus 15. Así que, invita a quien quieras invitar porque vamos a celebrarlo a lo grande

Sonreí y la abrace con fuerza. Compramos muchas decoraciones esa tarde y mi madre se encargó de rentar la piscina de noche

Así que el día siguiente las chicas habían venido junto a Isla a celebrar conmigo y, con mamá los 15. En vez de vestido o algún vals, me hicieron bailar en un tubo

¿Y Si Todo Fuera Un Sueño? (Parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora