Siete

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Ellos se enfrentaron a la tormenta mediática que se desató por su relación. Tuvieron que lidiar con las reacciones de sus fans, de sus amigos, de sus familias. Tuvieron que soportar las críticas, los insultos, las amenazas.

Ella tuvo que aguantar el acoso de los paparazzi, los comentarios maliciosos de sus compañeros, la decepción de su madre.

Él tuvo que afrontar la presión de su agencia, los reproches de sus colegas, la desconfianza de sus hermanos.

Ella se sintió culpable por haberle causado tantos problemas, por haber puesto en riesgo su carrera, por haberlo expuesto al escrutinio público.

Él se sintió responsable por haberla involucrado en ese caos, por haber dañado su reputación, por haberla puesto en peligro.

Ambos se sintieron tentados de rendirse, de terminar su relación, de alejarse el uno del otro.

Pero no lo hicieron. Se mantuvieron firmes, se apoyaron mutuamente, se defendieron con valentía.

Ella le dijo que lo amaba, que no se arrepentía de nada, que estaba orgullosa de él.

Él le dijo que la amaba, que no cambiaría nada, que estaba agradecido con ella.

Ella le dijo que no le importaba lo que dijeran los demás, que solo le importaba lo que sentían ellos, que solo le importaba él.

Él le dijo que no le importaba lo que hicieran los demás, que solo le importaba lo que querían ellos, que solo le importaba ella.

Se dijeron te quiero y se abrazaron con fuerza.

Oh, dios mío.

Oh Dios Mío;MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora