¡Hey Tomioka! ¡Juguemos Minecraft! // Tomioka x Lectora

Defenderse

Día 12

(Pov. ______)

—A veces me impresiona lo malo que eres esquivando.

—Callate >:(

Ahora mismo estamos practicando sus ataques, nuestro avance no es tan rápido como creíamos, al menos nos divertimos pasando el rato.

—He estado practicando los movimientos en mi otro mundo, aún así me cuesta un poco.

—Trata de usar la espada y luego cubrete con el escudo. No olvides de mirar tus barras de corazón. Si tienes hambre o estás muriendo aléjate de tu enemigo y come.

—Suena complicado.

—Las matemáticas son complicadas y no te veo quejandote de ellas.

Seguí pegándole a Tomioka sin piedad, con tal de que aprenda a defenderse de los mods hostiles.

—Creo que ya entendí como usar la espada. Observa.

—Vas bien, vamos, atácame.

—De igual manera quiero hacerlo por mi cuenta. Voy paso a paso.

Aún si a veces le fallaba en atinar los golpes, se estaba volviendo bueno.

Una parte de mí pensaba en que si seguía mejorando, pronto podría jugar él solo sin problemas. Y eso me alegraba.

Pero la idea no me convencía.

—Concentrate, si quiero seguir luchando, tengo que tener una buena maestra.

—Creo que ya es suficiente... Más noche podemos practicar con monstruos, si puedes vencerlos solo ya la hiciste.

Me alejé de donde estábamos para buscar comida en la casa.

Que por cierto, ya estaba terminada. El techo lo había arreglado Tomioka y yo me puse a ponerle florecitas a la entrada.

El se encargó de lo demás. Buscó en Pinterest ideas creativas de decoración de interiores.

Redecoró y acomodó todo. Muy aesthetic.

—Hay que hacer otra armadura. La mía ya está desgastada.

—Si, supongo...—Observaba como sacaba algo de los cofres y lo ponía en su inventario.

—Soy yo o te noto más desanimada.—¿Estás bien?

—Claro, porque no lo estaría.

—Dime la verdad, ¿Ya no quieres jugar?

—¿Qué? Claro que no, no es eso.

—¿Entonces?

No quería molestarlo con mis pensamientos, pero no pude evitar decirle.

—Bueno... Solo pensaba que tal vez cuando seas bueno jugando quizás puedas hacerlo tu solo.—Y ya, solo era eso. No es nada.

—¿Y por qué querría hacerlo yo solo?

—Porque eso era lo que querías al inicio, ¿No?