Si una bestia es arrinconada, hará lo necesario para sobrevivir.
Sin embargo...si a un alfa...lo amenazas con su manada...este te perseguirá hasta el infierno de ser necesario...
Puesto que el es el líder, nadie se mete con los suyos...y no necesita...
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(Narrador)
Los ojos de Hakami se abrieron lentamente...
Estaba en su habitación y lo primero que vió fue el techo de esta, si... El techo era agradable de ver.
Cuando intentó moverse no pudo hacerlo, de inmediato sintió un peso extra a sus costados, más en específico sus brazos.
Giró su cabeza a la derecha.
De inmediato se giró con un rostro enrojecido, quizá la izquierda se una buena opción...
Nop, peor.
Estaba envuelto en suavidad absoluta, teniendo los pechos de sus ahora novias descansando en sus brazos, de hecho ambas Rumi y Ryuko usaban los brazos de Hakami como almohada.
Si consideramos el pelaje de Hakami y lo suave que es entonces no sería extraño preferirlos en vez de una almohada toda tiesa. Algo que no le agradó a Hakami ya que Ryuko estaba babeando...
»Hahh... Está es una estupenda manera de despertar, pero me encantaría tener mi pelaje libre de baba... «Pensó Hakami.
Por fortuna ambas chicas sintieron el movimiento de Hakami y comenzaron a despertar, cada una mostrando su lado más vulnerable en los momentos de su despertar.
Rumi estiró sus dos brazos, ambas orejas esponjosas estirándose también, incluso su colita de algodón se veía temblar un poco, aunque era tierno... Al mismo tiempo sus pechos desnudos se veían en todo su esplendor.
Ryuko por otro lado se veía más somnolienta, dando un enorme bostezo el cual cubrió con su mano derecha, rascó un par de lugares en su torso y no olvidó ambos pechos desnudos, tal acción los hizo sobresaltar aún más...
Hakami se preguntaba cómo es que acciones tan mundanas, tan normales y cotidianas pueden desembocar sentimientos salvajes dentro de su pecho.
Bueno, si tomas en cuenta de que está enamorado de ambas chicas pues eso lo resuelve todo.
Una vez despiertas, ambas chicas recobraron los sentidos y con ellos los recuerdos del día anterior.
Después de haber bajado a comer algo, el trío animal regresó a la habitación de Hakami. Isamu permitió que tuvieran una pillamada como en los viejos tiempos y habló en las casas de ambas para pedir permiso.
