Topacio___III

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Terminó de vestirse con las prendas de Spreen, la ropa le quedaba un poquito grande pero era bastante cómodo, solo pudo cubrirse las piernas, y como si fuera su propia casa, se metió al closet de Spreen y buscó entre sus pertenecias hasta encontrar lo que buscaba, ya satisfecho, salió con un gorrito de lana negra en la cabeza, ahora si dejó de sentirse tan desnudo, no le incomodaba andar sin camiseta en esa casa ajena, después de todo, Spreen es su amigo también y no es la primera vez que lo ve así ya que Quackity suele andar por el server en bóxers sin tener ni el más mínimo atisbo de vergüenza, pero estar sin su característico gorrito cubriendo su calva inexistente ya es otro nivel, eso eso le pone nervioso, pero no más nervioso que como lo puso Spreen hace unos momentos, todo eso se sintió muy diferente.

¿Porque de pronto están compartiendo tanta intimidad?

Ya estaba a punto de salir de la habitacion y bajar a primer piso, cuando de repente la puerta se abrió y vio a Spreen con el pelo mojado ¿se dio una ducha? Pero si lleva la misma ropa de hace unos momentos. Sea lo que sea no le incumbe.

Pasa que Spreen estuvo en el baño lavándose la cara una y otra vez, enfriando su mente, enfriando sus extraños pensamientos, totalmente extrañado de toda la reciente situación. Spreen no es del tipo que coquetea con sus amigos, ni cuando Carre se pone modo ultrahomosexual y le tira bola se siente tan...diferente. Quackity esta causando estragos en su cabeza, otra vez.

— Traje lo necesario, vamos a vendar tus alas y vamos a revisarlas a ver si podes moverlas.

— Esta bien — Quackity se dejó hacer, ambos fueron hacia la cama y se sentaron frente a frente, sintieron un extraño sentimiento recorrer sus cuerpos, era algo más que pena o incomodidad.

— Tenes muchas cortaduras ¿Te dolió cuando estabas lavadolas?

— Solo ardía un poco, después de la ducha, el dolor se calmó.

Spreen abrió la caja de primeros auxilios que encontro en algún sitio de su baño, habían varias vendas, algunas eran especiales, como de oro, habían algunas botellas marcadas que parecían posiones y alcohol. Spreen tomo las vendas comunes y las humedeció muy bien con el alcohol. Quackity solo esperaba la señal para darse la vuelta y dejarle sus alas a su disposición.

Cuando Spreen le indicó con la cabeza, se giró, ninguno de los dos decia nada, ni cuando Spreen empezó a limpiar las heridas y el alcohol quemaba, Quackity no soltó ni una sola queja, lo que era sorprendente porque alguien tan dramático como el ya estaría gritando y revolcándose del dolor, solo sentía que no se vería muy bien haciéndolo y porque es consciente de que sus quejas de dolor pueden malinterpretarse por lo intenso que se pone, ya suficiente drama hizo el los brazos de Spreen, imposible exponerse mas.

En cuanto Spreen agarro sus alas, tratando se ver mejor las lesiones, Quackity recordó un pequeño detalle y se arrepintió de no haberse ido a su casa y curarse el solo, a causa de eso no soportó y empezó a removerse, Spreen a la primera creyó que era por el dolor pero Quackity sabe que no, en realidad, las alas de Quackity son extremadamente sensibles ante el contacto humano ajeno y pensó que esta vez no tendría efecto porque están lastimadas.

A veces piensa que sus alas son alguien completamente diferente que esta pegado a su espalda y que no tiene la capacidad de controlarlas. Spreen siguió tocando obviamente sin segundas intenciones y a este punto el rostro de Quackity ya estaba totalmente rojo como una uva y apretó los puños intentando calmar a sus estúpidas alas que están provocándole estos espasmos, agarro la manta que Spreen le prestó antes y se cubrió las piernas con ella.

Spreen ya casi terminaba, agarró una de esas vendas doradas y las puso sobre las heridas con la esperanza de que ayuden a cerrarlas, estas comenzaron a brillar y al parecer si hacían algo de efecto, Quackity pudo olvidarse un momento de su situación y sentía como sus alas se reconfortaban con el alivio, parece que sus Alas ya se calmaron y dejaran de alborotarlo así que pudo sorprenderse a gusto por esas increibles vendas que están siendo capaces de cerrar heridas que antes le tomaban años o hasta décadas.

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