Capítulo 1

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Sus ojos rosas, se miraban en el espejo, observando una imagen que todavía no podía creer ¿como había llegado a este punto? Se sentía abrumada de felicidad, sin saber cómo reaccionar a cada detalle del vestido blanco.

Se sintío nerviosa de la reacción de su novio. Unos leves pasos se acercaron a ella por detrás, acomodando con delicadeza el vestido

-Te ves hermosa Ren - dijo Emma, que también estaba arreglada, pero ella con un vestido azul mar, oscuro.

Pero la chica no contestó.
Se quedó mirando a la nada, intentando no pensar en malos escenarios.

-Emma...¿no crees que huya?- pregunto con sincera preocupación. Pero su amiga solo se rió.

-No...y si lo hace, lo vamos a perseguir con un tenedor- la pelinegra se rió ante su comentario.

-¿por qué un tenedor?- cuestiono.

-Porque no hay nada más peligroso en este lugar, a menos que quieras lanzar lo al mar-

Ambas se rieron, la chica vestida de blanco iba a decir algo, pero de repente unas pisadas se escucharon.

-¿puedo pasar?- una voz gruesa preguntó, no podía tocar la puerta, ya que no había.

Estaban ambas chicas en una carpa blanca de tela, lo único que tenía era un espejo y un pequeño sillón; a pesar de ser amplia, no había mucho. Tampoco había piso, lo único que había era arena en sus pies; de hecho, la novia ni siquiera tenía zapatos.

-Adelante Ken- hablo la rubia.

Él entró, pero se quedó unos segundos en la "entrada", admirando a ambas chicas.

-¿estás lista?-preguntó serio.

La pelinegra no le respondió, se vio nuevamente en el espejo y mordió su labio.
Sentía que tal vez su novio se arrepentiría de ser su esposo, y la dejara plantada, últimamente había estado viendo videos de bodas donde pasaba eso. De hecho no durmió en toda la noche porque no podía parar de pensarlo.

- Si lo está- dijo Emma, acercándose a su novio, para darle un beso en la mejilla, pero antes de que se quitara, le susurro algo al oído.

-¿lo fuiste a ver?- la chica de blanco volteó, para ver como, el hombre de cabello negro asentía-¿y como está?- preguntó curiosa ante su respuesta tan vacía.

- Cagado de miedo- un golpe a su hombro lo hizo tambalearse, miró con falso enojo a su novia.

-Solo la asustas- reclamo la rubia.

-No me dejaste terminar- Replicó el pelingro, se acercó a la joven de blanco poco a poco- Esta cagado de miedo- Repitió- Pero nunca lo había visto tan feliz- sonrió.

Le dio unas palmaditas pequeñas en la cabeza a la chica, ya que no quería despeinarla.

-Te ves hermosa, y te aseguro que el esta muy feliz de verte- dijo, acaricio una mejilla de la chica

-Gracias Draken- la pelinegra puso la mano encima de la del chico, acariciándole con cariño -Y gracias por aceptar ser tu el que me lleve, es muy importante para mi- agradeció de nuevo.

De repente una pequeña alarma empezó a sonar.
Emma miro su reloj, corrió hacia los zapatos de la novia.
-Ya casi es hora, ten- le ofreció los zapatos. La pelinegra tomó como soporte el brazo del chico, para colocarse bien el calzado

-listo- dijo cuando entraron perfecto.

-Bueno, ya es hora- hablo la rubia, con una sonrisa de oreja a oreja; se acercó a la chica para ponerle bien el velo, y arreglarle un poco el vestido. -Respira profundo, y relájate- susurró.

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