Como en un sueño

10.2K 943 127
                                        


No sabias si aquello que estabas comenzando a sentir era parte de tu sueño o realmente estaba sucediendo. Esa sensación cálida en tu cuello, tan suave y gentil, presionando repetidamente tu piel durante pequeños lapsos. En tu rostro se formo una sonrisa, aun sin querer abrir los ojos, preferías dejarte llevar por aquello, se sentía demasiado bien.


Pronto también la piel de tus costados experimento algo similar, era un hormigueo que se extendía desde cada lado e iba avanzado sobre tu abdomen. Tu cuerpo reacciono, arqueaste ligeramente tu espalda a la vez que dejabas escapar un suave suspiro. 


Aun te resistías a despertar, estabas realmente cómoda en donde estabas. Y aunque continuabas con tus ojos cerrados pareciera que el resto de tus sentidos se encendían de nueva cuenta, principalmente tu oído.


Y es que estabas muy segura de poder escuchar una pequeña risa a lo lejos, unos susurros ininteligibles e incluso lo que parecían ser unos gruñidos.


Tus manos se movieron torpemente, tratando de ubicar a ciegas aquello que estaba sobre tu piel. Terminaron chocando contra algo pesado que no cedía a tu ya de por si debilitada fuerza, lo intentaste una segunda vez con menos éxito que la anterior. No, incluso ahora era peor, porque una fuerza ajena había tomado el control de tus muñecas y elevo tus manos sobre donde estaba tu cabeza.


Tu sueño se estaba poniendo interesante. 


Bueno, si no podrías usar tus brazos al menos aun tenias tus piernas ¿No? 


Flexionaste tus extremidades inferiores en busca de un mejor resultado pero nuevamente te encontraste con un obstáculo y es que no podías moverlas tan libremente, algo estaba lo bastante cerca de ti para limitarte. Sentiste el movimiento, algo estaba en el mismo lugar que tu, y ese algo se había posicionado entre tus piernas. Ahora ni siquiera podías cerrarlas. 


Quisiste mover el resto de tu cuerpo pero no hubo gran diferencia, ese "peso" seguía ahí, encima de ti. La duda te invadía, quizá ya era un buen momento para despertar completamente. 


Al principio tu visión era algo borrosa, no lograbas enfocar aquella gran sombra delante tuyo, poco a poco eso fue cambiando y te encontraste bajo la atenta mirada de Simón, quien estaba luciendo una sonrisa llena de complacencia y superioridad. Antes de que pudieras articular cualquier tipo de palabra o sonido, el ya estaba tomando tus labios en un profundo beso, el cual termino dejando una pequeña y suave mordida en tu labio inferior. Cuando se alejo de ti, pudiste observar como se relamía sus labios.


-Buenos días, nena- Su voz era mas ronca de lo habitual. 


-...Simón...- Al fin terminabas de asimilar lo que había estado sucediendo. 


-¿Descansaste bien? - Inclino su cuerpo para poder esconder su rostro en tu cuello, sus labios acariciaban tu suave piel al mismo tiempo que sentías su aliento. 


-Muy bien, de hecho...¿Qué haces?- Había liberado tus muñecas pero solamente porque sus manos habían decidido volver a tu cintura, por debajo de tu ropa. Te fue imposible no dejar escapar una risa, su tacto te generaba cosquillas.


-Siendo cariñoso con mi esposa- Respondió con total naturalidad mientras dejaba pequeños besos en tus mejillas. 


-Simon...no tienes que hacer esto- 


No ibas a negar que lo estabas disfrutando pero aun tenias ese sentimiento, esa idea, de forzarlo a actuar como no quería solo para complacerte en esta relacion. No era algo que podías desechar de un momento a otro, aun no. 


Su mirada se clavo en la tuya, era pesada e intensa. Se sentía como si pudiera leer todos tus secretos solo con verte. No le temías, estar con el era estar en el lugar mas seguro del mundo, solamente te ponía nerviosa.


Lo viste levantarse, abandono la cama en la que estaban y posteriormente salió de la habitación en completo silencio. Aquello te preocupo, seguramente lo habías hecho enojar. 


Te disponías a salir también de la cama apresuradamente, tropezando varias veces en el proceso pero al llegar a la puerta te encontraste nuevamente con el, había regresado. Tomo tu mano y te guio de regreso a la cama, tomando ambos asientos al borde la misma. Entre sus manos tenia una hoja en blanco doblada por la mitad, la contemplo por unos segundos antes de hacerte entrega de ella.


-Yo también hice una para ti...- Su mirada se había suavizado.


Tomaste aquel papel y lo abriste, encontraste que se trataba de una carta. 


Comenzaste a leerla en silencio, sintiendo como cada párrafo te provocaba mas lagrimas que el anterior. Para cuando terminaste de leerla esta ya se encontraba humedecida en algunas zonas por las lagrimas que habían caído sobre ella. Giraste tu mirada y te encontraste con la de Simón, quien nunca había dejado de observarte. 


No solo tu habías estado sufriendo, el también. Si hubiesen tomado el tiempo para hablar sobre todas sus dudas se habrían ahorrado todo aquello. 


Su mano se coloco en tu nuca y te atrajo hacia el, juntando sus frentes por un breve instante. Disfrutando de ese momento en el que ambos se daban cuenta de sus errores. 


-Perdóname, Simón...- Tus manos acunaban su rostro, no se habían separado, seguían en la misma posición. 

-Empecemos de nuevo- Te susurro 


Nuevamente se separo de ti pero en esta ocasión se dirigió hacia uno de los muebles en la habitación, abrió un pequeño cajón y saco algo del interior para luego volver a ti, detuvo su paso cuando estuvieron frente a frente.


Lo observaste hincarse en el piso de su habitación y mostrarte que entre sus manos tenia dos  cajitas de terciopelo que guardaba tu anillo de compromiso y de matrimonio respectivamente. Retiro ambos anillos de su contenedor para luego disponerse a tomar tu mano izquierda, lentamente coloco primero al anillo de compromiso y seguido el de matrimonio. 


-Olvidaste esto cuando te fuiste - Con tu mano aun entre las suyas, las acerco a su rostro y beso aquella zona donde ahora lucían a la vista ambos anillos. 


-Mi amor...Te amo tanto, Simón- Las lagrimas brotaban sin control pero eran de felicidad, ambos lo sabían.


-Bienvenida a casa,_________. Mi amor- Se reincorporo y beso tu frente. 

Carta a GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora