Capítulo 4: Este sentimiento que no puedo describir

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Cuando me separé de nuestro abrazo le dije – Vaya sorpresa...- ese abrazo pareció eterno, pero me sentía culpable por sentir aquello, es que sentía mariposas en el estómago, pero eso hacía que sintiera náuseas, no quería agobiar a Serena y tampoco quería sentirme mal por esto que comenzaba a crecer en mi interior y creía que mi corazón habría aprendido la lección y no se encariñaría tan rápido, pero al sentir sus labios en mi mejilla simplemente hizo que mi cuerpo se derritiese.

-Qué bueno que te sorprendí, te extrañe muchísimo – entro a la casa de mis abuelos, su perfume era exquisito, olía a jazmines y su cabello recogido en un rodete dejaba ver su nuca en la cual tenía algunas pecas, esta chica va a hacerme perder la razón – Ven a mi habitación tengo algo que mostrarte -tome su mano llevándola a mi habitación e hice que se sentará en mi cama- Prepárate para asombrarte -.

Tome mi collar y con mi magia lo transforme en un bastón con el zafiro flotando entre dos metales plateados, sus ojos se abrieron como platos del asombro- Eso es increíble pareces una verdadera hechicera, que sexy -se rio un poco y me silbo- ¿Cómo lograste activar el collar? ¿Tuviste que hacer algún conjuro? -asentí levemente- Tuve que sellar un pacto con mi sangre en la gema, mis antepasados hicieron lo mismo, la magia de ellos está dentro de esta joya y ahora la mía también -.

Ella se levantó de mi cama y se acercó a mí- Recuerdo en tus cartas que me dijiste que puedes utilizar todos los elementos y combinarlos pero que siempre hay un elemento en el que eres más diestro -carajo calma tu corazón Alyssa- Ajá, deja que te muestro -hice aparecer una chispeante esfera de luz que se elevó entre nosotras, ella estaba tan cerca, mis manos se movieron solas tomándola de la cintura, nuestros rostros se acercaban y nuestros labios estaban a punto de fundirse en uno solo cuando escuché la puerta de la casa abrirse y mi tía me llamo desde la planta baja, bajamos las escaleras completamente rojas, mi tía me miró y luego a Serena a la cual le sonrió- ¿Te quedas a almorzar? -Serena se sorprendió, pero acepto con un pequeño sonrojo a la invitación, mi tía asintió y luego me miró y guiño su ojo haciéndome una seña de OK con las manos, dirigiéndose así a la cocina para preparar el almuerzo.

Rena se giró para mirarme, la electricidad volvió a recorrer mi cuerpo e intenté ignorarlo- A-am ¿quieres ver nuestro patio? Te encantará, hay un sector lleno de sauces llorones, es muy hermoso y mi lugar favorito, dónde suelo dibujar y leer -decía mientras tomaba su mano y rascaba mi nuca algo avergonzada.

Ella me sonrió y me siguió hacia el patio, la guíe hasta los sauces llorones dónde estando debajo de sus hojas se veían naranjas y rojas a causa de las mariposas que estaban allí.

-Esto es magnífico -decía Rena con sus ojos brillando embelesados, estuvimos charlando y sacando fotos con mi cámara, teníamos fotos juntas o fotos de ambas por separado, charlamos de lo que teníamos pensado hacer luego de terminar nuestros estudios- Si bien yo debo estudiar espero ser teniente al terminar en la Academia mi entrenamiento y luego de eso pues no sé ¿Comprar una casa o rentar un apartamento, me parece que una casa sería muy grande para una sola... -dije todo esto mientras hacía una corona de flores y hojas para ella cuando me respondió- ¿Sola? ¿No crees que tendrás pareja para ese momento? Yo creo que intentaré conseguir un trabajo en la embajada de Iri, digo para que estemos juntas... -al decir esto ella se calló y se sonrojo, yo la miré algo confundida- ¿Estás bien? -ella asintió y aclaro su garganta- A-Ah sí solo que me refiero a que estemos juntas como amigas -le sonreí- Ja, ja, tranquila yo te entendí -dije poniendo la corona en su cabeza, tenía pequeñas flores, con hojas pequeñas y grandes y tenía algunas rosas- Te ves preciosa, te sienta bien la naturaleza -ella se puso tan roja como su cabello, ella me puso una corona de hojas y pequeñas flores blancas- A ti también te quedaría bien una corona -se rio levemente- seguro encontraras a alguien que te merezca y que tú merezcas -.

La llama perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora