Capítulo 2: La otra cara de la moneda

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Emily estuvo leyendo el diario de viaje de la Sanadora. En él se encontró con varias sorpresas, pues la anciana había escrito sus reuniones con personajes importantes como la Divina Victoria, los Reyes de Ferelden; Alistair y Giselle Theirin, La Campeona de Kirkwall y hasta la propia Inquisidora.

En el fondo estaba segura que estaba hospedada en la casa de la famosa Flemeth, Bruja de la Espesura, pero si era así ¿Por qué ocultarlo? ¿Algo o alguien la persigue? Si ese fuera el caso, ya la habrían encontrado. Sobre todo teniendo en cuenta que su nueva identidad pasa tan desapercibida como la de Flemeth.

Todo le pareció tan maravilloso, que empezó a tener dudas si era real o no. Empezando por la veracidad de lo relatado en el cuaderno que tenía entre sus manos, hasta la historia que le contó aquella noche. Estaba segura que parte de esa historia es inventada, pero iba a dejar que la Sanadora siguiera contándosela, pues es posible que en esa historia haya detalles que no se registraron. Temía tener esas dudas. Quería confiar plenamente en la anciana, pero había estudiado lo poco que se sabe de los Trevelyan y hasta ahora no coincidía completamente.

Decidió centrarse en el cuaderno. Lo último que le había llamado la atención fue que una de las agentes personales de la Inquisidora Trevelyan, una tal Argenta, le había dicho que la Inquisidora tenía una habitación secreta en el Feudo Celestial. Una habitación que nunca nadie encontró, y que nunca encontrarían. Según Argenta, la Inquisidora había contactado con ella para que la ayudase a entrar en el Feudo sin ser vista. Aquello le extraño, y por su mente paso la idea de que no era bienvenida allí. Emily recordó que la Sanadora le había contado sobre esa teoría. Siguió leyendo...


"Quedamos una noche en la que la Inquisidora Leliana había viajado hacia Val Royeaux acompañada por un buen número de soldados. Yo pensé que Lady Trevelyan pretendía visitar al Comandante Cullen, pero me sorprendió cuando se presentó con su caballo, transportando un carromato, cargando un extraño artefacto cubierto por unas mantas. Había visto algo parecido antes, cuando una misteriosa hechicera se presentó en el Feudo para prestar ayuda en la lucha contra Corifeus. Lady Trevelyan me contó que se trataba de una especie de espejo que le permitía viajar hacia diferentes lugares. Me enseño un cuarto secreto donde tenía varias cosas, entre ellas dinero y reliquias que obtuvo durante su periplo contra el Antiguo. Dijo que en aquel lugar nadie encontraría el espejo, y por lo tanto sus secretos estarían a salvo. Tras salir del cuarto y hacer desaparecer la entrada, Lady Trevelyan me entrego una bolsa de oro y se marchó a lomos de su fiel corcel, Capricho."


«Un espejo» pensó Emily. Recordó haber leído algo de un espejo en Ferelden. Estaba explorando la biblioteca de la universidad, en busca de más conocimiento. «¿Qué libro era?». Recordó que había sido traducido por alguien tras la quinta Ruina. Hablaba de artefactos élficos y en el aparecía un espejo. «¡Eluvian!».

Un Eluvian era un espejo mágico que los elfos de la antigua y pérdida Arlathan utilizaban para trasladarse de un lugar a otro. Era un artefacto de gran poder, y por lo tanto, requería poseer gran poder para utilizarlo.

«¿Para que necesitaba un Eluvian Lady Trevelyan?» pensaba mientras rebuscaba entre las hojas del cuaderno. No logró encontrar nada útil. Encontró una conversación que tuvo la Sanadora con una hechicera llamada Morrigan, pero no ofrecía información sobre el paradero de la Inquisidora.


"Su actitud cambió tras visitar el Templo de Mythal. Allí comenzó todo. Los conocimientos que adquirió tras beber del pozo deben de haberle avisado sobre algún peligro que le acechaba y la llevaron a desaparecer del mapa... O directa al peligro."

Memorias de ThedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora