Capítulo 3: El Centinela Silencioso

44 2 0
                                    



Aquella mañana, muy temprano, la Sanadora despertó a Emily. La muchacha estaba medio dormida y no entendía que pasaba, pero al final se despejó y prestó atención a la anciana, que parecía preocupada.


— Se han roto todos. Necesito que vayas al pueblo y traigas más, todos los que puedas.


— Perdóneme pero ¿Qué es lo que se ha roto y debo reponer?


— Los frascos de las pociones. Estaba preparando algunas para el viaje y se me cayó la caja de los frascos. Todos rotos.


— Oh, de acuerdo. Déjeme que me adecente un poco y salgo corriendo hacía allí.


— Si, date una ducha. Yo mientras te preparo algo para que desayunes.


Emily se dio una ligera ducha fría para despejarse y estar alerta. Se recogió el pelo en una coleta y se vistió con una camisa blanca sin mangas, unos pantalones marrón claro hasta las rodillas y unos botines marrón oscuro.

Se colocó su bolsa del dinero y bajó a toda prisa hasta la cocina. Vio que la anciana estaba preparando más cosas, además de las pociones.


— Llámame exagerada, pero yo no voy a ningún lado sin llevarme provisiones. Llevo agua, que nunca falte el agua, y unos bocadillos...unos cuantos, no sabemos cuanto tiempo nos llevará visitar aquel lugar.


Emily se preguntaba por que la anciana estaba preparándolo todo ahora...Entonces se dio cuenta de lo que pasaba.


— Todo esto...¿Es para llevárnoslo al viaje hoy?


— Así es, niña. El Eluvian está mas que preparado. Podemos irnos en cuanto vuelvas con los frascos. Prepara tu bastón y lo que necesites.


Emily se emocionó y comenzó a dar saltitos girando sobre sí misma.


— Ten, bébete este té con leche y come un poco de tarta de chocolate, seguro que te mueres por probarla.


Emily se quedó anonadada. Estaba a punto de probar aquella delicia y no sabia como empezar a hacerlo. Primero dio unos sorbos al té con leche, luego cogió el tenedor y cogió un cachito de tarta, se lo llevó a la boca y cuando lo saboreó se le humedecieron los ojos.


— ¡Por el Hacedor! ¡Qué delicia!


— ¿A que si?


Emily trató de disfrutar todo lo que pudo de aquel manjar, pero se dio prisa para no retrasarse mucho. Se bebió el té con leche de un trago y salió hacia el pueblo a toda prisa.


Utilizó el hechizo para desvanecer la entrada al refugio de La Sanadora y éste volvió a levantarse cuando la muchacha lo atravesó y se alejó.


Emily había memorizado el camino la primera vez que lo recorrió. Se le da bien memorizar cosas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 01, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Memorias de ThedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora