Capitulo 1: Extraña tranquilidad (1/2)

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—Que...

El olor de los troncos quemados y la sangre se podía sentir claramente.

Las personas se escondían de alguien y muchos guerreros de las Tres Grandes Naciones estaban luchando contra monstruos nocturnos.

—¿Qué es todo esto?

Asiri caminó lentamente sobre un sendero rojo que se expandía por todo el bosque.

Las voces de la gente pidiendo ayuda y otras aterradas tras correr por sus vidas se escuchaban como si estuvieran bajo el agua y luego no.

¡Clanck!

Una flecha chocó contra un árbol muy cerca de su cabeza y dicho árbol se convirtió en miles de luciérnagas.

Piedras preciosas...

Gracias a la luz de las luciérnagas, cientos de piedras preciosas coloridas brillaron en los charcos de sangre.

—¡Agr! ¡Suéltame!

La aguda voz de un niño se escuchó no muy lejos.

Un guerrero tenía a ese débil y frágil niño del cuello.

—¡No! ¡Suéltalo!

—¡Hijo de...!

Los ojos de estas personas se tornaron rojos, pero antes de que pudieran acercarse, unas lanzas atravesaron sus cuerpos por atrás.

—¡Ma... Mamá! ¡Papá! ¡c-cof! ¡aaaaagrh!

La voz desgarradora del niño era mil veces más fuerte que antes, pero nadie se volteó a mirarlo, con excepción de...

¡Grrr!

Un enorme monstruo nocturno empujó al guerrero desde atrás con sus garras haciendo que este soltara al niño.

El monstruo nocturno despedazó completamente al guerrero en segundos y más guerreros aparecieron y lucharon contra el monstruo alejándose más y más.

Pero esos guerreros no solo estaban luchando contra los monstruos nocturnos.

Muchas personas se estaban transformando en animales feroces, pero también muchos de ellos que no tenían ese poder peleaban contra los guerreros.

Lo más impactante era que muchas de esas personas que se escondían estaban siendo cruelmente asesinadas.

—Ayúdanos...

Una mano agarro el tobillo de Asiri.

Una mujer agonizando con severas heridas en el cuerpo y alas rotas en su espalda era algo difícil de procesar.

—Por favor...

Ahora las personas que se ocultaban estaban rogándole.

La hija del jefe de Tuquillaku, una de las tres grandes naciones.

¿Acaso estas personas saben a quién están pidiendo ayuda?

¿Era razonable que ella fuera en contra de su nación para ayudar a esta gente?

Claro que no, ella debería estar del mismo lado que Tuquillaku, pero...

—Demonio... ¡Demonio!

Un guerrero la señalo y empuño su lanza hacia ella.

—¡Mátenla!

¿Qué? ¿Demonio?

Todos los guerreros se estaban acumulando alrededor y cuando los ojos de Asiri miraron hacia abajo.

Inestabilidad EmocionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora