Por la noche.
Kumturi, hijo del jefe de Atintiq, una de las tres grandes naciones, yacía en una cama dentro de una cálida casa de madera de robles oscuros con su brazo vendado, sus ojos se abrieron suavemente y vio una linterna en cada esquina de la habitación, al frente de él había una ventana en la que se encontraba un hombre de piel morena con un poncho blanco, apoyado al borde mirando atentamente la brillante luna llena.
—¿Dónde estamos? Líder Willka—Kumturi intentó sentarse.
Líder Willka, la mano derecha del jefe de Atintiq.
Al escuchar su voz, el hombre se dio la vuelta y caminó hacia él para ayudarlo.
—No te muevas mucho, sino el veneno se expandirá más rápido en tu cuerpo.
—¿Veneno...?
—No es un veneno tan potente...—levantó un plato de madera con una flor morada dentro del agua caliente—. Esto te ayudara a disipar el veneno, tómalo rápido.
Sin responder, Kumturi se lo tomó de un sorbo.
—¿Y el niño con el que estaba?
—¿Hablas del hijo de la señora Rosa? Él está jugando afuera con su perro.
La cabeza de Kumturi se levantó rápidamente.
—¿Rosa?
— Sí...
—¿Hay alguien más que esté viviendo aquí?
De pronto, Kumturi se convirtió más energético.
El líder Willka frunció las cejas y no respondió.
—¿Tú me trajiste aquí? Yo creo haber visto a...
—¡Por supuesto que te traje! ¿Si no cómo crees que llegarías aquí? ¿Crees que el niño te pudiera cargar? Parece que el veneno te afectó.
Sus palabras vinieron de golpe haciendo que Kumturi se tragara sus palabras y se calmara.
—Te dejare descansar un poco, no te vayas a levantar ¿Entendido?
—Está bien...
Después de que la puerta se cerrara y Kumturi se quedara solo, este se quedó mirando la puerta durante unos minutos de manera extraña.
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De todas las personas que existen en el mundo ¿tenía que ser él?
Asiri caminó de un lado a otro como un león.
—¿Cómo es que pasó esto?
Los cabellos de Asiri sobresalía de su trenza de tanto tocarlas.
—Deja de caminar y siéntate. —Yori tomó una barita y movió las maderas de la fogata.
Después de ese inesperado encuentro el corazón de Asiri se inquietó bastante.
—No solo eso, ¿lo viste no? ¿viste cuanto cambió? Aaagr —¿Cuánto tiempo fue que paso desde que no lo vi?
¿Un año?
¿Dos años?
—Ugh ¿Por qué tarda tanto el líder Willka? —Yori apoyo su mejilla sobre su mano.
Dado la situación, ambas habían tomado sus cosas y se fueron rápidamente de la casa de la señora rosa.
—Cuanto tiempo, Asiri, Yori.
Por fin el dichoso hombre apareció con una maravillosa entrada.
Al verlo, Yori se puso de pie irradiando mucha confianza y sonriendo se acercó al líder Willka.
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Inestabilidad Emocional
De Todo¿Quién necesita las emociones? Obvio que todos lo necesitan para saber que están vivos. Pero ¿y que pasa con ella? Ya sea amor, odio, tristeza o felicidad, no podía controlarlos y se salían de control a una escala de gran intensidad. Debido a un i...