Todos estaban comentando acerca de las personas que habían llegado para ayudarlas.
Mientras esto pasaba uno de ellos estaba hablando con una señora que vendía almuerzos en un carrito rodante.
—Muchacho esos monstros son muy peligrosos tienes que tener cuidado.
—Lo hare... ¿Por dónde los vio la última vez? — preguntó el muchacho mientras comía un plato de sopa de arroz que la señora le había preparado.
—Mmm, no recuerdo muy bien mi memoria me falla muchas veces... —la señora se froto su frente intentando recordar— ¡Ah! Recuerdo que ayer cuando fui al bosque vi a uno de ellos atacando a un hombre, pero por suerte apareció una señorita que logró ahuyentarlo.
—¿Una señorita logró ahuyentarlo?
—Sí, tengo que admitir que era muy simpática y tenía una hermosa sonrisa, si quieres verla puedes ir a la casa de la señora rosa, escuche que se está quedando ahí.
—¿Dónde se encuentra?
—Esta...
¡Boom!
Algo había explotado y los gritos de las personas se escuchaban a lo lejos.
El muchacho dejo su comida y se levantó con rapidez para ir a ver lo que estaba pasando.
Las personas corrían para apagar el incendio que había provocado la explosión y un hombre estaba gritando.
—¡Por favor!, ¡por favor! ¡Ayúdenme, se lo llevo, se lo llevo! — Cuando vio al muchacho con arco y flechas en su espalda corrió desesperadamente hacia él y lo tomo de los hombros mientras sollozaba —. Ayúdeme por favor, ese monstro se llevó a mi hijo, por favor...
—¿Por dónde se fue?
—¡Por haya! ¡Se fue por haya!
Sin dudarlo el muchacho salió corriendo hacia el bosque.
Solo era medio día y los monstros ya estaban atacando el pueblo, nunca había pasado algo como esto antes, los monstros normalmente salían por la noche.
Los sonidos bruscos de las hojas se escuchaban a unos pasos de donde estaba el muchacho.
Mientras corría pudo ver a un enorme monstro blanco con manchas amarillentos en el su cuerpo, sus brazos y piernas eran peludas como las patas de una araña, pero su rostro era como las de un humano enfermo con ojos negros y un niño inconsciente estaba entre sus largas y afiladas garras.
Pero por suerte aún estaba vivo.
El muchacho sacó una flecha roja hechizada, suspiró y se la lanzo al monstro.
¡Clank!
Pero con una rápida reacción aquel monstro se giró en dirección a Kumturi y esquivo la flecha.
El cuerpo del niño cayó en la tierra.
Más flechas fueron lanzadas, pero fue inútil ya que estas flechas se quemaban y se convertían en cenizas antes de llegar a tocarlo.
¡Grr!
El mostro comenzó a correr con furia mostrando sus garras y colmillos hacia el muchacho.
Rápidamente, este muchacho movió sus manos formando círculos en el aire y una luz apareció.
¡Crash!
Una lanza del alma rojiza choco contra las garras del monstruo.
Ambos estaban cara a cara.
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Inestabilidad Emocional
عشوائي¿Quién necesita las emociones? Obvio que todos lo necesitan para saber que están vivos. Pero ¿y que pasa con ella? Ya sea amor, odio, tristeza o felicidad, no podía controlarlos y se salían de control a una escala de gran intensidad. Debido a un i...