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Platos y sentimientos

Lapis y Peridot se despertaron con una emoción que les inundaba todo el cuerpo. Sabían que era fin de semana y no tenían ningún compromiso que les impidiera disfrutar de un día entero juntas. Después de un rato de discutir sobre qué hacer, Peridot sugirió que probaran un restaurante coreano que ella conocía y al que siempre había querido llevar a Lapis. La idea le pareció interesante a Lapis, aunque en su interior estaba un poco nerviosa por probar una comida que no conocía.

Así que se vistieron con ropa cómoda y se dirigieron al restaurante. El lugar estaba decorado con tonos cálidos y mesas de madera. El ambiente era agradable y tranquilo, con una música de fondo que parecía estar hecha a medida para relajarse y disfrutar de la comida.

 Lapis en su interior estaba un poco nerviosa. Nunca había probado comida coreana antes y no sabía qué esperar. Pero no era eso lo que la abrumaba. Hacía unos días que algo en Lapis era diferente, algo que no sabía como explicar. Cada vez que Peridot le hablaba se sentía nerviosa y cuando se miraban a los ojos se sonrojaba. ¿Qué estaba pasando? No se sentía así desde... Desde que estuvo con Jasper. 

Cuando llegaron al restaurante, Lapis se sorprendió por lo concurrido que estaba. Había gente de todas partes, riendo y hablando en diferentes idiomas. La decoración era hermosa, con luces colgando del techo y paneles de madera tallada en las paredes. El ambiente era animado y acogedor, y Lapis se sintió un poco más relajada.

Peridot estaba encantada de mostrarle a Lapis los diferentes platos y explicarle los ingredientes que los componían. Pero Lapis no podía evitar sentirse distraída. Estaba pensando en Peridot y en cómo se sentía cerca de ella. Mientras Peridot trataba de explicarle los detalles sobre la comida coreana, Lapis estaba tan sumida en sus pensamientos que apenas le hacía caso. Peridot comenzó a sentirse un poco frustrada, pero decidió dejarlo pasar y seguir adelante con la cena.

Lapis no podía evitar pensar en sus sentimientos hacia Peridot. "No, es imposible. ¿Peridot y yo? Pero por qué me siento así. No entiendo que es lo que me pasa. Desde que Peridot llegó sabía que mi vida iba a cambiar pero tenía planes, tenía ideas pero Peridot lo ha cambiado todo en mi vida. Ya no me siento la misma chica aburrida que antes. Además, la he conocido hace cuánto, ¿dos meses? Demasiado poco tiempo como para que algo suceda." Mientras que Lapis esta sumida en su mente, Peridot podía sentir cómo la estaba ignorando.

Lapis se sentía abrumada por sus sentimientos encontrados. Por un lado, estaba emocionada al darse cuenta de que estaba enamorada de Peridot. Había pasado mucho tiempo desde que había sentido algo así por alguien, y no podía evitar sentirse feliz y emocionada ante la posibilidad de tener una relación romántica con Peridot.

Sin embargo, al mismo tiempo, estaba llena de dudas y miedos. ¿Cómo reaccionaría Peridot si se enterara de sus sentimientos? ¿Y si ella no sentía lo mismo? Lapis no quería arruinar su amistad con Peridot al confesarle sus sentimientos, pero tampoco podía ignorarlos por completo.

Mientras seguían comiendo unas giozas deliciosas, Lapis intentó centrarse en la comida y en la conversación de Peridot, pero sus pensamientos seguían girando en torno a sus sentimientos. Se preguntaba si había alguna señal de que Peridot también pudiera sentir algo por ella, pero no lograba encontrar ninguna pista.

Por un lado, Peridot era una persona muy amable y cercana, siempre dispuesta a ayudar a los demás. Pero por otro lado, Lapis no quería leer demasiado en sus acciones y malinterpretar cualquier cosa que Peridot pudiera hacer o decir.

Mientras les traían el segundo plato, ramen, Peridot estaba empezando a sentirse un poco frustrada. Había estado tratando de compartir su conocimiento sobre la comida coreana con Lapis, pero la otra chica parecía estar completamente ausente. "¿Te gusta el ramen?", preguntó Peridot tratando de llamar la atención de Lapis. "Oh, sí, está bueno", respondió Lapis distraídamente mientras jugueteaba con los palillos.