Joss
Tenía tiempo sin meterme a la piscina, pero he aprovechado que el sol está en lo alto y que Hank ha insistido tanto en que nos metiéramos. Recuesto un codo en el borde de la piscina y con la otra mano me llevo el whisky a la boca. Hank emerge del agua y aparece frente a mí.
—Dios, el agua está deliciosa. ¿Por qué nunca me invitas?
—¿Para qué? Tú te invitas solito.
—¡Idiota! —Se ríe y me quita el trago de la mano—. Al menos está regresando tu sentido del humor. Últimamente siempre andas como si tuvieras un palo metido en el culo.
—Sí, supongo, el problema es que ese palo tiene tu nombre. —Aprieto los labios conteniendo una sonrisa cuando lo veo fulminarme con la mirada.
—¿Es en serio? Soy tu mejor amigo.
—¿Y? Sigues siendo un pesado.
—Ja, muy graciosito. —Me devuelve el vaso con apenas un sorbo que me tomo y lo dejo sobre la orilla de la piscina—. ¿De verdad no me vas a mostrar tus pinturas? Soy tu agente.
—Hank, no me jodas con eso otra vez. Ya te he dicho que lo haré cuando avance más.
—Vale —gruñe—. Al menos dime cuándo piensas termi... —Se queda callado y volteo a verlo.
Tiene la boca a medio abrir y los ojos abiertos de par en par. Frunzo el ceño y sigo la dirección de su mirada. Siento un puñetazo en el estómago cuando entiendo su reacción. Sami está saliendo de la casa con un bikini rojo. Lleva el pelo suelto, una toalla blanca en una mano, una cerveza en la otra y una sonrisa traviesa cruzándole la cara. Paso saliva cuando noto un tatuaje estilo mándala en el medio de los pechos redondos. Sí, ahora lo sé, son redondos y su piel es más blanca allí. Lo sé porque su bikini es tan diminuto que apenas le tapa lo necesario. ¡Maldición!
—¿Cómo demonios puedes decirme que esa preciosidad tiene diecinueve años? —masculla Hank a mi lado—. No me jodas, Joshua, es que es... ¡Mierda! Es tan sexy, tan...
—Mujer —se me escapa de los labios sin que pueda detenerlo.
—¡Exacto! Qué bueno que lo sabes. ¿Puedo acercarme a ella?
Me obligo a apartar la mirada de la chica que se acerca para fijarme en él.
—¡Ni se te ocurra!
—Pero...
—¡Tienes treinta y cuatro años!
—¿Y? Tú también, eso no es relevante...
—¡Tío! —Sami se acerca a nosotros y deja la toalla en una tumbona. Se hace espacio entre los dos y se sienta en la orilla metiendo los pies al agua. Me echa una mirada y luego mira a mi amigo—. Hola, Hank, qué gusto volver a verte. —Se inclina y deja un beso en la comisura de los labios del rubio. Me tenso.
—El gusto es todo...
—¿Por qué carajos estás tomando? —interrumpo a Hank que intenta coquetear.
La rubia resopla como niña justo antes de contestar.
—Por Dios, Joss, soy mayor de edad. —Tira de un mechón de mi pelo de forma juguetona para que la mire, y cuando lo hago me sonríe, aunque sigo viendo algo extraño en su mirada—. No seas gruñón, es solo una cerveza.
Aparto la mirada. No quiero verla porque por más que lo deseo, me cuesta mirarla como mi sobrina cuando lleva ese maldito bikini. Noto cuando se toma un trago largo de su cerveza, la deja a un lado y luego extiende la mano hacia Hank.
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ÉXTASIS (Terminada) +18
Romance¿Por qué lamerse las heridas cuando puedes sanarlas a punta de orgasmos? Samanta Él es mi mayor deseo, mi fantasía más anhelada, y no me detendré hasta conseguir lo que quiero, aunque tenga que volver a darle carta blanca a todas mis sombras. Joshu...