4.

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+18

Su primera vez.














König nunca había tenido sexo en su vida. Estaba nervioso. Ustedes habían planeado hacerlo, tu ya lo habías hecho antes así que para ti no sería difícil. Pero König, el estaba que se moría de los nervios. Tenía miedo de arruinarlo, de que su nerviosismo lo echara a perder.


Tenían todo listo, estaban en la habitación, sentados al borde de la cama solo que no sabían cómo empezar. Bueno König no lo sabía, así que tú tomaste las riendas del asunto.

Volteaste a el y levantaste por completo la manta que cubría su rostro, la aventaste a un lado y comenzaste a besarlo de manera lenta, pero luego de unos segundos se volvió un beso desesperado de tu parte. König intentaba seguir tu paso, tomaste sus manos y las pusiste en tu cintura.

--No tengas vergüenza amor. Solo somos tú y yo- dijiste con un tono seductor.

König aferró sus manos a tu cuerpo, él quería hacer esto, claro que quería pero su vergüenza a veces le ganaba, aunque ahora estaría dispuesto a hacer las cosas bien.

Se levantó lentamente y te recostó en la cama, estando el encima de ti.
Abriste tus piernas para darle paso y el se acomodó entre ellas.

Bajaste tus besos hasta su cuello y detrás de la oreja. Él empezó a agarrar más confianza y pasó sus manos por debajo de tu blusa, y tu pasaste las tuyas por sus enormes brazos.

-Quítatela- ordenó el hombre.

Tu te sorprendiste, pero inmediatamente hiciste caso y te quitaste la blusa quedando con tu sostén. El cual después también quitaste.

Sonreiste y bajaste tu mano hasta la cremallera de su pantalón, desabrochandolo. Podías tocar el bulto que comenzaba a formarse.

El empezó a bajarse el pantalón, luego miraste a su camisa pidiéndole con la mirada que el se la quitara, lo cual hizo.

Bajaste tu short junto a tu ropa interior y volviste a acomodarte en la cama. Subiste tus manos a su pecho y acercaste tu rostro, besando su gran formado pecho mientras el con una mano acariciaba tus pechos y pellizcaba tus pezones, y con la otra tocaba la parte interna de tus muslos hasta llegar a tu parte íntima.

Sentías que sus dedos temblaban, empezaste a acariciar sus brazos de nuevo y luego su rostro. El te miró y luego bajó su cabeza hasta tu vagina.

Sabías lo que venía así que solo pusiste tu mano en su cabeza y sonreiste cuando él empezó a lamer ahí abajo. Se sentía bien, lo hacía despacio pero aún así era placentero.

Empezó a pasar sus dedos por los labios de tu vagina mientras el con su caliente lengua lamía tu clítoris. Soltaste un jadeo cuando metió un dedo dentro de ti, luego dos, y luego tres, empezando a moverlos de afuera a adentro.

Sus dedos eran gruesos, separaban tus paredes internas muy fácilmente.

--König... Mételo ya- suplicaste, excitada.

Él solo sonrío levemente y se paró, acomodándose entre tus piernas mientras tú las abrías más, dejando a la vista todo lo que tenías.

König tomo su pene entre su mano y lo alineó con tu entrada y luego de unos segundos empezó a meterlo.

Dios, era grande. Dolía un poco, sentías lo grueso que era y como se abría paso en ti hasta que entró todo.

Te sentías llena, era demasiado.
No esperaste nada para empezar a mover tus caderas, lo cual fue una señal para que él las tomara y empezara a moverse de manera lenta. Te estaba torturando.

--M-muevete..- ordenaste de manera desesperada.

-Como tu digas- respondió y empezó a moverse un poco más rápido.

Podías escuchar como el soltaba pequeños jadeos mientras apretaba su agarre a tus caderas. De un momento a otro el empezó a moverse aún más rápido, sus pieles empezaron a chocar entre sí creando un sonido que se escuchaba por toda la habitación.

Su cama rechinaba y el respaldo se golpeaba contra la pared, eso no les importó por el momento. "A la mierda los vecinos", pensaste.

--Mierda König! Más! Más rápido!- gritaste al sentir el cosquilleo en tu vientre.

König empezó a moverse más rudo, sintiendo como una corriente en su pelvis. Nunca había hecho esto, ahora le encantaba, se haría adicto. Mandó a la mierda su vergüenza y nerviosismo.

-Carajo ____! Eres tan apretada-
Dijo con una voz fuerte y rasposa.

Su varonil voz junto a sus movimientos fueron suficientes para que terminaras, mojando las sábanas debajo de ti.

El siguió embistiendo mientras tú apretabas sus brazos, hasta que terminó dentro tuyo.


Soltaste un gemido al sentir todo dentro, intentaste regular tu respiración y sentiste como el salía de ti.







--Mierda, el condón- dijiste.













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König || One-shots Y HeadcanonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora