Desafío a la Muerte

Capítulo 3

“La depresión de Lisa”

A Lisa después del divorcio no le fue tan mal como a Frank, pero de igual manera fue miserable. Después de aquel fatídico parto quedó destruida tanto por dentro como por fuera, pues su cuerpo no volvió a ser el mismo.

Era una mujer hermosa antes del embarazo. Tenía una baja estatura, pero su cuerpo era armónico y delgado, con una suave e impecable piel. Después del parto sus senos se volvieron flácidos y cayeron, las curvas de sus caderas desaparecieron, del vientre y los glúteos le empezaron a emerger grandes estrías, sus piernas se hincharon y llenaron de celulitis.

Comenzó a auto medicarse con frecuencia. Según ella necesitaba una dosis diaria de doxilamina para poder dormir, paracetamol e ibuprofeno para las constantes jaquecas y varios ansiolíticos y antidepresivos para remediar su ansiedad. Lo que comenzó siendo tratamientos temporales para aliviar la depresión, se convirtió en una dependencia absoluta a las drogas de la que no podía abstenerse. Se hizo adicta al Xanax y al diazepam. Como si fuera poco trabajaba en una farmacia. De ahí fue despedida por vender más de 30 medicamentos de uso restringido sin receta y otros tantos desaparecieron del inventario. Por ello estuvo cerca de ir a la cárcel, pero pereció la acusación ante la compasión de su antiguo jefe, quien no quiso llevar el asunto a instancias mayores.

Luego encontró trabajo como cuidadora, no le era ajena esta labor, ya que tenía experiencia de su juventud como enfermera. Así se mantuvo durante años cuidando de ancianos, mientras robaba pequeñas dosis de sus medicinas.

Lisa se toma un día de descanso para acudir a una cita médica. Hace unos días atrás se había hecho unos exámenes después de pasar semanas sintiendo fuertes dolores en el pecho y la espalda. El doctor analiza los resultados de los exámenes frente a ella y le da una noticia que la deja trastornada. Tiene cáncer de pulmón y de forma inmediata tendrá que empezar a ir a quimioterapia para detener su avance, si es posible se evaluará hacerle una cirugía que prolongue su tiempo de vida.

Lisa está conmovida con su situación, no sabe qué hacer. El sueldo que gana solo le basta para el día a día, no tiene ahorros ni ningún respaldo para pagar su tratamiento, además que con su trabajo no podrá asistir a quimioterapia. Se ve profundamente ahogada en su desgarrador problema de salud.

Desconsolada después de dejar durmiendo a su actual cliente, va hacia el patio trasero de la casa donde trabaja. Allí mientras fuma un cigarrillo llora y reflexiona. Recuerda a Frank y piensa en él como su única y real salida de aquel abismo por el que estaba cayendo.

Solo conservaba tristes recuerdos de lo que fue su matrimonio. Una fuerte percepción de tristeza le daba al recordar el rostro de su exmarido. Por esto y por sus problemas con el alcohol se alejó de él. Cuando recibió sus cartas, enseguida reconoció que eran suyas; solo él le podía escribir de aquella forma tan hermosa hacia su persona. Al leerlas sintió por un momento la misma sensación que cuando él le recitaba poemas cuando apenas se conocían y estaban enamorados. Pero el simple hecho de pensar en aquel hombre solo le recordaba la desgracia de su pequeño bebé, por lo que rechazó su intención de reconquistarla.

Pero esta vez no tenía a quien acudir y el tiempo se le acababa, por lo que su exmarido se convirtió en la única opción a quien pedir ayuda.

Decidida a tragarse su orgullo, un domingo en la mañana sale en dirección a la residencia de Frank…

A pesar del rechazo hacia Frank, Lisa se ve sometida a volver con él para que pague su tratamiento. ¿Cómo reaccionará él al saber que está siendo utilizado por su ex?