Comienza la complicada cirugía y Frank solo puede esperar en un pasillo a que su amada salga con vida del quirófano. Se tortura así mismo recreando en su mente todos los escenarios posibles en los que las cosas salen mal y no resiste a la intervención quirúrgica. Quiere pensar que todo va estar bien y que pronto estará con ella, pero el mal presagio lo atormenta y nubla todo aquello que lo difiera en su cabeza.
La operación se complica y los doctores no salen a dar explicaciones, ya son las seis de la tarde y hace más de tres horas que comenzó. Frank con una desmesurada angustia camina de un lado a otro esperando respuestas. Desesperado empieza desmedidamente a sudar, hasta que ya en el momento en que menos lo espera se abren las puertas que dan al salón y de una vez salen los cirujanos. Se dirige hacia ellos de inmediato y su cara es un poema tal, que no le hace falta hacer preguntas para que respondan todas sus interrogantes:
— La cirugía fue complicada pero ya su compañera está fuera de peligro. Dentro de unos pocos días podrá regresar a casa si permanece estable.
En ese momento siente un alivio enorme e inmediatamente lo invade una fuerte sensación de euforia que le hace llorar de alegría mientras espera impaciente a que despierte para verla. Los médicos le conceden el permiso de visita, pasa a la habitación de post operatorio y cuando ve allí desde lo lejos sus ojos verdes despiertos otra vez no puede parar de sonreír emocionado, ella lo ve y con un poco de dificultad le sonríe también. Él se acerca a su cama, toma su mano derecha y siente como ella trata con las pocas fuerzas que tiene de apretarle la suya:
— Mi amor... lo haz logrado. No sabes lo feliz que me sentí cuando los doctores me dijeron que todo salió bien. <Comenta mientras le acaricia suavemente el pelo>
— Frank... Te amo. <Ella sencillamente le confiesa mirándolo a sus ojos>
Después de pasar un rato al lado de su amada los doctores le piden que la deje descansar, él accede, se despide de ella y se retira de la habitación para luego irse a casa a atender a su mascota.
Entra a su residencia, se quita el abrigo, tira las llaves sobre un asiento y no nota nada raro, solo que Milo no ha salido a recibirlo como de costumbre. Extrañado lo llama y este responde de la peor forma posible, con unos chillidos de dolor peores aún que los que hacía el día en que lo encontró abandonado. Casi sin poder caminar, cojeando de una pata, sale de la oscuridad de la cocina, todavía llorando de dolor. Se posa sobre los pies de Frank, se vira boca-arriba mostrando como tiene todo el pecho mutilado en sangre. Frank rápidamente intenta detener la hemorragia pero ya es demasiado tarde... Su perro ha muerto.
Sin todavía poder comprender como esta desgracia ha ocurrido, el ruido de unos fuertes pasos desvía su atención hacia la cocina, donde desde la imperante oscuridad se resalta la silueta de un hombre que se aproxima hacia la claridad de la sala. Frank solo puede ver el resplandor de sus ojos color ámbar brillar en la oscuridad, hasta que la luz desvela su rostro.
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Desafío a la Muerte
RomanceLa propia Muerte encarnada en la piel de un asesino serial se aparece ante Frank, quien durante un tiempo le envío cartas reclamando el fin de su vida. Pero cuando por fin llega ese día, Frank no quiere morir, pues en los últimos meses ha llegado a...