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Hoy no tenía ganas de nada.

Bueno, casi nunca tengo ganas de nada.

Pero hoy tenía una buena razón, llevo trabajando meses de doble turno.

Mi plan de ahorrar para pagarme la universidad, se iba poco a poco al caño.

El otro día estaba contando todo lo que vengo ahorrando desde principio de año.

No me alcanzaba.

No me daban las cuentas, no llegaba, nada. Entonces me puse a pensar.

Valía la pena seguir así?

Quiero decir, si se que trabajando como lo vengo haciendo desde hace meses, todavía no llego al dinero que necesito, no vale la pena.

Así que hoy voy a ir al frente de mi jefe, le voy a pedir, mejor dicho exigir un aumento, si tanto me necesita, tiene que ser bajo mis términos.

-Estas lista?- pregunto Alice, era la única que sabia de que queria hacer, yo asenti- voy a estar esperándote aquí afuera.

-Gracias.

Toque dos veces la puerta de mi jefe, el me dijo que pase.

Estaba ahí, sentado detrás de su escritorio, podría jurar que no se levantaba desde enero, pero bueno.

-Que necita señorita Gomez?- pregunto mirando su celular.

-Señor- dije y tome un suspiro- quiero un aumento.

En cuanto escucho eso, levantó la vista de su celular, mirándome con una ceja levantada y mala cara.

-Y eso por que seria?

-Por que?- pregunte yo de nuevo.

Porque vengo trabajando como exclava los últimos meses.

-No veo lo necesario un aumento- dijo el- no tenemos tanto presupuesto para los empleados, además, no es que seas la mejor camarera.

Ok, eso no me lo esperaba.

-No soy la mejor camarera?- dije ilusa- por mi vienen a diario los mejor futbolistas del Barcelona, por mi vienen más clientes.

-Me esta sacando en cara señorita?

-No- negue- le estoy diciendo la verdad, creo que yo merezco un mejor sueldo, gano menos que los que llegaron hace poco y trabajan menos que yo.

Dije sorprendida, pero lo estaba más cuando me enteré que un compañero que llegó hace semanas, ya ganaba casi el doble que yo por día, si no es que más.

-Cada uno gana lo que se merece- dijo volviendo la vista a su celular- si usted gana eso, es por que es lo que se merece.

Negué, no me iba a ir conforme con eso.

-Si no me da el aumento, me voy- dije sin más.

-No es capaz de irse señorita, usted misma dijo que no conoce otro trabajo que no sea este.

-Tal vez sea verdad, pero no voy a vender mi vida por pocos euros al día- dije molesta.

-Creo que esta exagerando todo, como todas las mujeres- susurro, pero yo lo escuhe.

-No, usted no está viendo, esta acabando con la vida y los sueños de una mujer joven- dije elevando el tono de voz- tiene una hija casi de mi edad, a usted le gustaría que arruinaran sus sueños por un simple trabajo?

-Las mujeres solo sirven para cuidar la casa y los hijos- dijo sin mas- cualquier cosa que hagan afuera de eso, claramente no merecen el mismo respeto que los hombres.

Esto ya se estaba yendo de las manos.

-No tiene razon- dije.

-Como?

-Que lo que usted dice no es verdad- volví a recalcar- que usted viva en el siglo quince no es cosa mía, pero le digo que hoy en día, las cosas ya no son así.

-Como espera que una mujer que pierde la cordura por un par se euros más, eso no le pasaría a un hombre.

-Deje de decir eso.

-Escucheme señorita.

-No escucheme usted a mi- dije ya sin paciencia- eh desperdiciado los últimos cinco años de mi vida en esta cafetería, me pudri día y noche entre estas cuatro paredes, para que? Para después tener que renunciar a lo único que eh querido toda mi vida, mi sueño de ser alguien importante, por que? Por veinte euros al día! No lo vale, así que quédese con su delantal- dije sacándomelo y tirandolo sobre su escritorio- quédese con su trabajo y sus veinte euros, por que yo ya no los necesito, nunca lo hice.

Salí por la puerta dando un portazo, quería llorar, pero no lo hice.

Al salir, me encontré con la cara que menos quería ver ahora.

-Frenkie.

El rubio estaba ahí, apoyado en la barra, con una expresión triste mirándome.

Me  quede quieta y el se acercó a mí poco a poco.

-Cielo- dijo triste, cuando ya estuvo lo suficientemente cerca de mi, me abrazo.

Por fin, después de un largo rato, me sentía segura, me sentía segura estando con él, era todo lo que necesitaba.

-Escuchaste?- pregunte con la voz quebrada.

-Por que jamás me lo dijiste?- pregunto en mi oído, con la voz suave y en un susurro- yo pude ayudarte.

-Yo podía sola.

-Seguro que si- dijo el- pero no puedo creer que todo este tiempo has estado sufriendo sola y yo no sabia nada de nada.

Se alejo y tomo mi cara entre sus manos.

-Estas enojado conmigo?

El nego- jamás podría Angy- admitio- me enoja que nunca me di cuenta de esto.

-Ya esta- dije sujetando sus manos, que aún estaban sobre mi cara- ahora tengo que buscar un nuevo trabajo.

-Oh no, eso sí que no- negó varias veces con la cabeza- esto es lo que haremos a partir de ahora, yo pagaré tu universidad- dijo- y sin peros, pagaré tus estudios, vivirás conmigo como hasta ahora, y me prometeras que me vas a contar todo lo que te pase, por más horrible que sea, de acuerdo?- pregunto.

-Si- asentí, el sonrio y beso mis labios- perdón.

-No, perdóname tu a mi cielo, jamás me lo imagine, pero ahora todo estará mejor, solo confía en mi.

-Siempre.

Frenkie tenía razon, ahora solo me quedaba mirar hacia adelante y seguir con mi vida.

-Yo no necesito este trabajo- trate de convencerme a mi misma.

-No lo necesitas- asintió mi novio, agarrando mi mano- ahora te concentraras en tus estudios, te recibirás y trabajaras de lo que siempre deseaste.

Asentí de acuerdo, como dije, me costará empezar mi vida 'desde cero', pero era necesario.

Sweet Perfection |Frenkie de Jong|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora