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-Me gusta la idea de venir a Italia por nuestra luna de miel.

-Lo se- dijo Frenkie tomando mi mano.

Habíamos decidido venir a Italia estas semanas.

-Sabes? Roma me recuerdan a la Boca.

-Así?

-Los colores, las casas, el puerto, solo que acá hay góndolas- dije- pero en si, es parecido, creo.

Frenkie asintió, comenzamos a caminar por las calles de empedrado tomados de la mano.

-Espera- en un momento paro y se acercó a un puesto donde venían rosas- grazie.

Volvió y me entregó una rosa roja, dando una reverencia.

-Tan divino mi marido, encima trilingue- dije agarrando su brazo para empezar a caminar- que cosas más hara esa lengua?

El soltó una carcajada- en la noche te muestro.

Seguimos nuestro camino hasta que llegamos al puerto.

-Damos un paseo?- pregunto, yo asenti- Quanto costa la corsa, signore?

Cuando decidimos que vendíamos a Italia, Frenkie se dispuso a aprender el idioma natal, para evitar confusiones y que estemos a gusto.

Basta, como puede ser tan perfecto?

Subimos a la góndola y empezó nuestro paseo.

Era tarde, así que el sol se estaba escondiendo, recosté mi cabeza en el hombro de mi esposo, podía sentir su respiración, estaba calmado.

-Quieres ir a cenar en la noche?- pregunto pasando su brazo por mis hombros.

-Bueno.

Luego de eso nos quedamos en silencio, estaba tan relajada que casi me duerme ahí mismo.

-No te duermas bonita, ya nos vamos- dijo en mi oído De Jong.

-Tengo sueño- dije bostezando.

-Lo se cielo, pero prometimos que hoy iríamos a cenar.

-Es cierto.

Asentí y bajamos de la góndola luego de darle su propina al señor.

-A donde vamos a cenar hoy?

Frenkie lo pense- no lo sé, pero no quiero ir a un lugar muy caro, que te parece si nos arreglamos casual y caminamos hasta encontrar un lugar que nos llame la atención?

Asentí de acuerdo, me parecía buena idea.

Tal y como dijo mi pareja, volvimos al hotel y nos cambiamos, nos pusimos algo cómodo.

Salimos y nos dispusimos a observar la noche estrellada que nos regalaba la ciudad de Roma.

-Me gusta aqui- dijo cuando llegamos a un bar al aire libre- quieres cenar aquí?

-Si- acepte.

Nos acercamos y pedimos una mesa.

Había mesas en un muelle, que al parecer eran un poco más caro, pero Frenkie pago la diferencia, no tenía problema.

-Sientate- dijo amable mientras sacaba un poco la silla para poderme sentar.

-Gracias cielo- dije sentandome.

Esperamos en silencio a que llegue la comida. La vista era muy linda, y la luces que había al rededor daban un toque especial.

Pedimos una pizza simple para los dos, no teníamos ganas de corme algo muy pesado.

Continuamos charlando entre risas mientras comíamos a la luz de la luna.

La verdad, no hubiese preferido otra luna de miel, tampoco a otra persona para compartir este momento.

Frenkie me inspiraba confianza, me sentía segura a su lado. Todo lo que el hacía por mí y por todo lo que quería, era único.

-Nos vamos?- pregunto cuando terminamos la pizza.

-Vamos.

Nos alejamos del bar, todavía no teníamos sueño, así que seguimos deambulando por las calles ya vacías de Roma.

-Pronto te graduaras- dijo Frenkie iniciando un tema de conversación- estas nerviosa?

-La verdad si- admiti- todo lo que pase para poder estudiar y pensar que estoy a meses de terminar la carrera, no se que haré después de esto.

Frenkie sonrió y dejó un beso un me frente.

-No importa lo que pase en el futuro, pero ten por seguro que estaré a tu lado- aseguro y volvimos a caminar.

-Gracias- dije y el me miro con una sonrisa- gracias por aparecer en mi vida, no se que hubiese pasado si no te conocía hace unos años atrás.

-Por algo nos cruzamos- dijo- de hecho, entre a esa cafetería por ti.

-Como?- dije sorprendida, el asintió.

-Era verdad que era nuevo en la ciudad, no sabía el idioma y necesitaba a alguien que me ayude, pero cuando pase por la cafetería, te vi por la ventana y quedé maravillado.

Escuchaba con atención todo lo que decía.

-Me preguntaba si todas las chicas de la ciudad eran así de hermosas como tu. Seguí mis impulsos y entre, no sabía si conocías mi idioma, solo entré.

-Ese mismo día que llegaste a la cafetería estaba por renunciar- admiti yo también.

-Enserió?

Asenti- no aguantaba más el trato que me daban, pero no se porque, me dije que podía aguantar un tiempo más, estaba esperando a que pase algo interesante en mi vida.

El me miro.

-Y creí que jamas lo encontraría en el café.

Termine de hablar y nos quedamos en silencio.

-Bueno, al menos ahora sabemos que el universo quería que nos conocieramos- dijo con una sonrisa mi esposo- yo también estaba esperando algo nuevo en mi vida.

Se hizo tarde, así que volvimos al hotel.

La luna de miel fue mejor de lo que alguna vez creí, todo gracias a ese hombre.

Sweet Perfection |Frenkie de Jong|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora