Eres mi perdición.

Prefacio.

Juno Dawson es una joven enamorada de tan solo dieciocho años, ella es una bella y delicada señorita; a pesar de ello su amor no es correspondido. Desde que era una niña ha estado enamorada del joven Lucian, pero éste no le muestra ningún interés, ya que él pertenece a la realeza y ella es sólo una mujer más. Quizá ella no pertenezca a la realeza, pero es tan bella como una flor. Juno a pesar de los malos tratos de Lucian, lo ama o al menos eso es lo que ella cree.

Día a día se esfuerza para poder ser una caza vampiros al igual que su padre, éste falleció cuando ella tenía nueve años de edad. A pesar de sus esfuerzos por ser la mejor caza vampiros no consigue la gran cosa, es algo débil ya que carece de carácter; incluso Lucian suele decirle la "bondad andante". Aunque los comentarios la desaniman, ella continúa entrenando.

Lucian ha llegado de su más reciente excursión de caza vampiros y como es el príncipe... se le hará un gran baile en el que invitarán a todas las señoritas del reino.

―Hoy será mi noche― pensaba Juno.           

Ella había decidido declararle su amor, en la época en que Juno vivía no era bien visto que una mujer se le declarase a un hombre.... era considerado como un ofrecimiento y en consecuencia daba a entender que la mujer era una liberal sin pudor.

Sebastián, el príncipe vampiro se ha obsesionado con una mortal. La primera vez que la vio supo que ella era la mujer indicada, aunque aún fuese una niña... ella tenía que ser suya, no le importaba el tiempo que tendría que esperar para tenerla entre sus brazos. Él esperaría unos largos años para poder tenerla.

Observaba paciente a través de la ventana del cuarto de la pequeña Juno, dormida cómodamente, sin imaginarse que era observada.  

Han pasado diez años y por consecuente la niña que solía ver por la ventana, ahora era toda una bella señorita. El pasar de los años habían sido un castigo eterno para su ser, se encontraba deseoso de sentirla y verla una vez más. Diez años sin verla, sin ver ese par de ojos azules... Diez años sin oler su esencia.

Extrañaba su mirada, ésta emanaba una dulzura inimaginable; incluso hasta a él, uno de los chupa sangre más temidos... sentía ternura. Algo totalmente desconocido para él, ha tenido a las mujeres más hermosas de su raza e incluyendo a algunas mortales... ¿Qué le veía a esa niña? Quizá el destino le estaba jugando una broma pesada, él no podía enamorarse de una chiquilla; lo bueno es que esa chiquilla algún día tendría que crecer y por ende convertirse en una mujer.

Y ese día había llegado...

―No esperaré mas, hoy la veré de nuevo― se dijo a sí mismo.

Un vampiro te acecha, el amor de tu vida te ignora.

¿Qué harías tú?