Capítulo 15

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Pov Amity

– ¿Luz? - sentada frente a mí, Luz levantó la vista de su plato y me miró expectante - Necesito hacer unas llamadas telefónicas. Quería saber si podía hacerlas con eso que me diste.

– ¿Te refieres al teléfono celular?

– Aja

– ¿A quién llamaras?

Suspiré con impaciencia, mientras la veía llevarse la copa de vino a los labios.

– A mi padre, Skara y Viney.

– ¿Viney?

– Es una amiga - tragué cuando su mirada se volvió a levantar, y me miró, gélida.

– ¿Amiga?

– Sí.

– ¿Desde cuándo?

– Desde siempre.

Levantó una ceja.

– ¿Y por qué nunca supe nada de ella?

Bufé, pero Luz ni se inmutó, y siguió mirándome con aquella mirada glaciar.

– ¿Y ti que te importa?

Levantó una ceja, desafiante, y por unos segundos divisé a esa Luz. No a la Luz juguetona, sexy y divertida que era conmigo. Sino a la Luz distante, autoritaria y fría. A la Luz mafiosa.

– Dímelo.

– Es una amiga, ya te lo dije. Vive en Chicago donde nací, pero vino a visitarme unas semanas - me encogí de hombros - Debe estar preocupada por mí.

– ¿Te acostaste con ella?

– ¿¡Qué!? - Oh, bien, esto era demasiado.

– Que si tuviste sexo con ella.

– ¡No! - Dejé caer los cubiertos sobre la mesa, enfadada - ¡Diablos, no! Quiero decir... ¿Viney? Ugh.

Hice una mueca, y ella por fin pareció entenderlo, porque una lenta y pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

Ah, ella siempre tan voluble.

– Harás las llamadas, pero ya sabes que no puedes hablar de más.

– Oh, sí, lo sé. Ser secuestrada y mentirle a mi padre sobre ello es algo de todos los días - Comenté sarcástica, dejándome caer sobre la silla.

Que a ella se le haya pasado el mal humor no significa que se me hubiera pasado a mí también.

– Estás enfadada.

– ¿De verdad?

– Amity...

– ¿Sabes? Tú no eres la única con el derecho a ser sarcástica, Luz - Comenté, mientras me levantaba de la mesa torpemente - No tengo más apetito.

Caminé hacia dentro de la casa, sin saber exactamente a dónde ir. Sentí sus pasos detrás de mí.

– Aquí - murmuró, apoyando una de su mano en mi baja espalda y guiándome por la mansión.

A pesar de mis esfuerzos por ser indiferente, su mano me provocó deliciosos espasmos por toda la columna, y suspiré. También había extrañado eso.

Oh, sí. Hacer el amor con Luz Noceda no era algo de lo que uno se olvidara fácilmente. 

– Entra - ordenó, cortando la línea de mis pensamientos.

Sonrojada, ingresé en la sala de estar a la que Luz me había llevado.

SUYA | LUMITY G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora