seis

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Jisoo se despertó a la mañana siguiente en una cama vacía. Le tomó unos segundos recordar lo que pasó la noche pasada, y cuando lo hizo se levantó rápidamente y escaneó la habitación. Jennie no daba señales de estar en ningún lado.

"¿Jennie?" Llamó levantándose y caminando hacia la puerta de su habitación. Hubo un sonido detrás de ella cuando abrió la puerta. Se pausó un segundo y siguió el sonido acabando en frente de su armario. Cautelosamente abrió la puerta de su armario y se encontró con Jennie, ampliando sus ojos cuando la vio.

"¿¡Qué estás haciendo?!" gritó sin aliento. Se agachó y la encontró revisando su libro de dibujos. "¿Dónde has encontrado esto?"

"Lo encontré." ella dijo levantándose y sonriendo extensamente. Jisoo frunció las cejas cuando vio las marcas de rotuladores en las manos de Jennie. Ella agarraba el cuaderno de dibujo muy fuerte.

"Es mío." Jisoo bufó. Caminó de vuelta a la habitación sentándose en el suelo e instantáneamente abriendo la primera página. Su ira era más fuerte cuando se dio cuenta que Jennie había cubierto cada uno de sus dibujos con garabatos sin sentido. Horas y horas de trabajo duro y ahora estaban arruinadas.

"¿En qué demonios estabas pensando?" Jisoo gritó, levantándose y lanzando el cuaderno de dibujos, este pegó en la pared, esparciéndose los papeles alrededor de toda la habitación. Jennie al instante se tapó las orejas. "¿Tú sabes cuanto tiempo gasté en esto?" Jisoo continuó con los brazos cruzados y mirando a Jennie en la otra punta de la habitación.

"Son bonitos." Jennie asintió levantándose y recogiendo un papel de los que Jisoo había tirado.

"Eran bonitos Jennie, hasta que los arruinaste." Jisoo espetó. "Justo como las flores. ¿Qué te dije de mantenerte alejada de las cosas bonitas?"

Jennie la miró inexpresivamente antes de caminar hacia Jisoo con un dibujo en la mano. Jisoo gruño y apartó el dibujo de la cara.

Confusa, Jennie inclinó la cabeza. "¿Chichu?"

"Ese no es mi nombre." La voz de Jisoo era de enfadada. "No quiero hablar contigo, vete de mi habitación." gruñó señalando la puerta. Jennie dio un paso hacia atrás todavía con el dibujo en la mano.

"Yo... lo siento." miró a la Jisoo suplicante.

"¡No me importa!" dijo agarrando a Jennie por los hombros y sacándola al pasillo. "Déjame sola." dijo dando un portazo en la cara de Jennie y asegurándose de que estuviese bien cerrada.

Esperó hasta escuchó pisadas alejarse de su habitación antes de colapsarse en su cama. El cuaderno de dibujo era el tesoro más preciado de Jisoo. Nunca dejó que nadie lo tocase. Tenia que estar sola para abrirlo y dibujar en el. Meses y meses de trabajo duro ahora a la basura. La pelinegra se sentó y observo los papeles esparcidos por el suelo. Tenía que haber sabido que pasaría esto cuando dejo entrar a Jennie a su cuarto. Con un gesto de frustración se levantó y recogió cada hoja que había en el suelo, iban revisándolos pero todos los dibujos estaban llenos de garabatos. Rezaba porque hubiese uno o dos sin impecable.

Obviamente no lo había. Cada página tenia marcas de rotulador. Un dibujo en particular cazó su atención, sin embargo. El dibujo a medio acabar de las margaritas de ayer. Parecía como si Jennie hubiese intentado terminarlo, añadiendo flores encima de los tallos que Jisoo había dibujado con lápiz. Cerró sus ojos y suspiró, dejando los dibujos de vuelta en el cuaderno y guardándolo.

Jisoo acabó durmiéndose una vez más, solo durmió por unos minutos sin embargo. Rosé tocó la puerta.

"¿Dónde está Jennie?" gritó a través de la puerta. Jisoo cerró los ojos se levantó y abrió la puerta. Rosé miró dentro y se dio cuenta de que Jennie no estaba allí dentro. "Pensé que habías dicho que estaba contigo."

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