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El aire entró de golpe a sus pulmones cuando se sentó de un movimiento sobre la camilla. Miró frenéticamente a su alrededor, buscando las llamas que hasta hacía un segundo lo rodeaban, quemándolo, y esperó oír la macabra carcajada de ese alfa. Sin embargo, lo que sintió fue el sudor goteando de su frente, enfriándose sobre su piel; miró la oscuridad de su habitación, pacífica; escuchó solamente el suave cantar de los grillos. Una pesadilla.

Suspiró cuan grandes eran sus pulmones, cerrando los ojos, permitiendo que su cuerpo se destensara gradualmente. Volvió los ojos a la cuna, donde se suponía que su cachorro descansaba, y al no hallarlo volvió a un estado de alarma, pero uno más consciente. Registró la habitación, sin hallar rastro del alfa. La ventana al fondo del cuarto le indicaba un crepúsculo inminente. ¿Tanto había dormido?

Apartó aquello que lo cubría y se puso de pie, calzándose las botas. Apretó las túnicas que de ahora en más usaría. Sin los hechizos que cubrían sus ropajes, y su núcleo debilitado, su cuerpo era más propenso al frío, por mínimo que éste fuera.

Fue hasta la puerta, abriéndola de par en par, decidido a buscar a su cachorro, con remansos de su reciente pesadilla aún aferrándose a su mente. Sin embargo ni siquiera tuvo que ocuparse de buscar, porque ahí enfrente se encontraba el alfa, sosteniendo al pequeño, y señalando a las estrellas, que comenzaban a hacerse presentes en el firmamento.

...

—¿Miras esos pequeños puntos en el cielo, pequeño? — Wei Wuxian tomó la diminuta mano del cachorro, acariciándola con el pulgar, e instando al menor a mirar hacia arriba. — Se llaman estrellas. Son hermosas, ¿verdad? Aunque... — se acercó un poco más, para susurrarle — su belleza no es comparable a la de tu padre. Pero no se lo digas, ¿de acuerdo? Tu padre necesita recuperarse por completo, antes de pensar siquiera en tener una pareja, si es que desea una pareja en primer lugar. Pero no te preocupes, yo cuidaré de ambos, aunque ese día jamás llegue.

—¡A-Yuan!

Ambos volcaron su atención hacia la voz ansiosa.

Lan Wangji se encaminó apresuradamente hacia ellos, abriendo los brazos, buscando al bebé, quien también extendió las extremidades, buscando a su progenitor.

La expresión preocupada del omega le estrujó las entrañas al alfa, entregando al cachorro inmediatamente.

—¡Lo siento, Lan Zhan! El pequeñito se despertó, y no quería que te perturbara — torció los labios y se sobó la nuca.

—Hmn.

El omega abrazó al pequeño, pegando la nariz a su cuello, aspirando profundamente. A su vez, el aroma del mayor envolvió a la cría, perfumándolo. Al inhalar profundamente Lan Wangji se percató que algo de la esencia del alfa se había estampado en la suave piel del cachorro. El estómago le dio un vuelco. Éste acto, llevado a cabo sin permiso, usualmente sería considerado una ofensa enorme, pero.... por alguna razón la mezcla de su aroma, con el del alfa, y el de la leche del pequeño no le desagradaba, tampoco le ofendía.

—¿Sucedió algo? — Wei Wuxian se perdió por un momento en los ojos que se levantaron para mirarle desde abajo, confusos. —¡Ah! Es que... luces un poco exaltado.

Su aroma también evidenciaba una desesperación pasajera, pero no le diría eso.

Wangji se tomó unos momentos para elegir sus palabras. ¿Debía confiar en el alfa? ¿Debía expresar su temor y debilidad? ¿No era mejor guardarse los problemas para sí mismo, y ser fuerte, por su cachorro?

Su instinto le seguía dictando que estaba bien, si era con ese alfa.

¿Pero cómo confiar en un alfa de nuevo, si había sido un alfa, quien lo había reducido a pedazos una y otra vez?

The dark red roses - Xianwang.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora