Capítulo 4

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Era una mañana preciosa, todavía no podía creer el hecho de que mi angelito de cabello castaño se haya quedado a mi lado después de un ataque de celos tan exagerado de mi parte, pero soy así.¿Qué se le va a hacer?

Me acerqué a mi conejito quien aún se encontraba profundamente dormido. Quería hacerle una pequeña broma pero conociendo como es de seguro me castigaría. Pero como dice el dicho: "El que tenga miedo a morir que no nazca"

Sonreí travieso y me levanté con cuidado de la cama para no despertarlo. Caminé despacio y salí de la habitación encontrándome con uno de mis guardias.

-Joven Park buenos días.¿Se encuentra todo en orden?- pregunté con cortesía.

-Sí todo está en orden...solo te pediré algo. Si Jungkook llega a despertar y te pregunta dónde estoy no le digas nada o dile que no me has visto.¿De acuerdo?- sonreí como un niño pequeño y corrí a esconderme.

Después de un par de minutos desperté, pero el cuerpo de mi pequeño pollito de cabello rubio no se encontraba descansando a mi lado.

"Estará en el baño o haciendo el desayuno"

Pensé y me levanté estirandome un poco, haciendo tronar varios de mis huesos. Me metí al baño individual que poseía la habitación pero no encontré ni un solo pelo de mi pollito nalgón.¿Dónde podría estar?

Caminé directo a la cocina pidiendo de favor que estuviera ahí pero me dió el mismo puto resultado, comenzaba a irritarme. Corrí rápidamente por la casa buscándolo, no lo encontré por ninguna parte y estaba demasiado alterado. Grité algo furioso su nombre y escuché una pequeña risita proveniente de una puerta a mi lado.¿Estaba escondido en el armario?Ooh lo que le esperaba. Abrí la puerta y entré para volver a cerrar esta poniendo seguro.

-¿Te gusta jugar con mi paciencia?- lo acorralé contra la pared mirándolo como si fuera un lobo hambriento, vacilando a su pequeña presa.

-No lo sé, tal vez- susurré coqueto mientras me acercaba a su rostro sintiendo nuestras respiraciones entremezcladas.

-Oh~ ¿Baby acaso nunca te enseñaron a no jugar con fuego?- susurré cerca de su oído mientras pasaba mis manos por su cintura bajando hasta sus grandes glúteos los cuales apreté y masajeé mientras escuchaba los pequeños jadeos que emanaban de la boca del más bajo.

¡Joder!¿Cómo mierda pasaba de ser un pequeño conejito a un lobo hambriento? Como sea que lo hiciera me fascinaba, y me ponía realmente mal. Sus palabras seductoras, llenas de deseos carnales y esa voz ronca, por dios,¿Era legal ser tan jodidamente sexy?

Quería seguir con mi pequeño juego pero su comportamiento tan seductor me lo impedía.

-Bien. Yo te enseñaré a ser un niño obediente- dije para agarrar la mano del menor y llevarlo a mi habitación, estando ahí lo tiré en la cama y de un solo jalón le arranqué su pequeña pijama dejando su cuerpecito desnudo frente a mí.

-¡Oye!¿Qué crees que haces?- me sonrojé bastante al sentir su mirada recorriendo mi cuerpo, un escalofrío me invadió y levanté mi mirada a él.

-Serán 10 azotes, si no cuentas conmigo regresamos al inicio.¿Quedó claro?

-S-sí- asentí algo nervioso mientras lo miraba detenidamente, esas grandes manos con largos dedos y sus músculos, sabía que dejaría marcas.

-En cuarto- dije con voz autoritaria y el rubio en seguida acató mi orden -Por dios Jimin- sonreí ladino y me acerqué para dejar un pequeño beso en su entrada.

-Aah~ Dijiste que solo eran...- sentí el primer golpe y chillé un poco.

-Uno...

-¡Jungkook maldito tramposo dijiste que solo eran azotes!

Volví a golpear sus nalgas dejando una marca roja en ella.

-Uno...

Al ver que el número no subía comencé a contar con él, hasta por fin, llegar al límite, en ese punto mis glúteos ardían y estaban bastante rojos.

-Que bien se portó baby~- sonreí ladino acariciando su entrada con dos de mis dedos sintiendo lo mojada que estaba.

-Daddy~ Tócame por favor~ Lo necesito mucho~- gemí al sentir sus dedos jugar con mi pobre entrada.

Con solo esas palabras logró hacer que me volviera completamente loco. Lo acosté boca arriba en la cama y me acerqué para comenzar a besar su pecho, bajando lentamente por su abdomen hasta llegar a su erección. Acaricié suavemente su miembro y jugué con su glande mientras escuchaba sus hermosos gemidos, eran música para mis oídos.

-Jungkook~ No seas así~ Aahhh~- hice mi cabeza hacia atrás y puse una mano en la cabellera del castaño, acariciándola y dando pequeños jalones mientras solo disfrutaba de su boca, haciéndome gemir de placer.

-Es un castigo, haré lo que me plazca contigo, eres solo mío- comencé a masturbarlo y llevé dos de mis dedos a su pequeña boquita -Chúpalos baby.

Miré los dedos del mayor cerca de mi boca y los chupé tal y como ordenó. Al estar bien lubricados los sacó de mi boca llevándolos cerca de mi entrada. Sentí dolor al sentir un primer dígito entrar en mí y jadeé intentando cerrar mis piernas pero el castaño no lo permitió.

-No no no no, vamos baby relájate, déjate llevar- besé suavemente sus nalgas haciendo que se tranquilizara para comenzar a mover mi dedo dentro de él.

Después de algunos minutos metí otro dígito y simulé embestidas lentas pero profundas tocando la próstata del menor varias veces.

-Aahh~ Maldito hijo de...uuumm~- cerré mis ojos, estaba demasiado excitado.

Comencé a mover mis dedos en forma de tijera haciendo que Jimin gimiera de dolor.

-Sshh...relájate, si sigues tenso te dolerá más.

Asentí levemente e intenté calmarme un poco. Después de un par de minutos los dedos del castaño habían abandonado mi interior, volví a mirarlo a los ojos.

-Ya estás listo...- susurré con voz ronca y me quité el pantalón liberando mi gran erección.

Me acerqué y bese su espalda para distraerlo mientras iba hundiendo mi hombría en su apretada entrada haciéndolo gemir de dolor.

-¡No!Jeon espera un segundo...me duele.

-Calma nene...si te pones tenso te dolerá más- susurré y seguí besando su espalda con ternura.

Luego de algunos minutos comencé a mover mis caderas contra él haciendo un vaivén lento emitiendo pequeños jadeos.

Agarré sus caderas posesivamente y me moví en su interior de forma rápida y profunda disfrutando como sus paredes apretan mi palpitante miembro. Los gemidos del menor me llevaban al maldito paraíso. Sentía que no duraría mucho pero debía resistir. Tomé el miembro del menor y lo masturbé rápidamente.

-¡Ah!~Mierda me corro~- arqueé la espalda mientras jalaba y rasguñaba las sábanas.

Bastaron solo unas embestidas más para que ambos llegáramos al clímax. Me tumbé en la cama algo débil y cansado, pero sobre todo, satisfecho. No tardé demasiado en cerrar mis ojos y dejar que Morfeo me llevara a su reino.

Solo mío Jikook+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora