Vacíos de mesa

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Han quedado tusas

para saciar el hambre de los burros

y las mariposas negras

anuncian despedidas eternas.

En las casas de Palo Blanco

hay una oración que nunca se ha apagado

y cada campesino escucha

el lamento de los burros

en el umbral de las puertas,

sienten que sus estómagos son horquetas

que sostienen esperanzas a medio creer

y van muriendo despacito

para que nadie sospeche

la tristeza que ronda en la mesa de overos.

Hombre y burro comparten la misma panga

mientras se miran a los ojos

como buscando un porqué. 

PALO BLANCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora