Trasplantando el dolor

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Cuando siembran arroz,

las pozas parecen pequeños

pantanos de sudor y lágrimas,

la tierra y los árboles no solo se riegan con agua.

En las pozas de arroz

hay un caldero que muerde como macanche*

y el cuerpo se evapora en la hoguera del sol,

se calcina en las piedras arrojadas al golpe.

Los hombres pisan fuerte como caballos

y cada paso en la poza es una huella indeleble

donde crecerá el arrozal,

entonces aquellos hombres de paja y barro

volverán con la hoz en hombros

para segar sus propios cuerpos,

sus huesos serán el tamo

que el viento molerá

en un mortero de zapote.


*Víbora muy venenosa cuya grasa se utiliza en la medicina empírica para curar, en especial, las fracturas de los huesos.

PALO BLANCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora