Sadness (OhmNanon)

Capítulo 6- Pecado

Como destellos fugaces, imágenes en blanco y negro comenzaban a manifestarse. Una mano acariciaba suavemente la espalda desnuda de alguien, mientras este se arqueaba en respuesta. Hojas de papel tapizaban el suelo y prendas de ropa esparcidas se vislumbraban a medida que la escena se volvía más nítida. Los portarretratos, con las sonrientes expresiones de Nanon, reflejaban la escena enmarcada.

—Ohm...— se escuchó una voz cargada de placer, envuelta en un mar de imágenes diversas y un sonido exquisito. El sudor perlaba el cuerpo de Ohm, mientras Perth mantenía un semblante lleno de deseo y satisfacción.

Perth se movía con una coordinación asombrosa sobre el torso de Ohm, mientras este lo contemplaba con anhelo en sus ojos. Sus rostros se acercaron peligrosamente, y Ohm, lleno de lujuria, le ofreció un beso arrebatador, mordiendo su labio. Perth, sin perder un instante, lo tomó de la nuca, entregado a los designios de Ohm, quien se encargaba de llevarlos a ambos al éxtasis supremo, arrancando gemidos incontrolables al joven.

Fuera de su conciencia, Ohm con los ojos cerrados se dejaba llevar por el éxtasis del momento, sintiendo placer recorrer su cuerpo. Sin embargo, su ensueño se vio abruptamente interrumpido por una tercera voz que resonó en la sala: —¿Ohm?— pronunció con sorpresa.

Ohm giró su mirada hacia el recibidor, donde se encontraba Nanon, con una expresión de horror en el rostro mientras observaba a su esposo junto a otra persona. En ese instante, todo se desmoronó para Ohm. El temor y la culpa envolvieron su cuerpo, y fue consciente del grave error que había cometido. Desesperado, intentó apartarse de Perth, pero el chico lo sometió y lo sujetó del cuello con fuerza. —¿A dónde crees que vas?— cuestionó con ojos penetrantes, infundiendo en Ohm una mezcla de intimidación y sorpresa.

Ohm se sintió acorralado, su cuerpo lleno de temor, mientras observaba cómo Nanon huía de la escena entre sollozos. La oscuridad se apoderó de su entorno, y su corazón latía con fuerza, ahora atormentado por la angustia que lo embargaba.

De repente, Ohm se levantó de un salto, quedando sentado en la cama. Su respiración agitada y su acelerado latido del corazón resonaban en su pecho, mientras su frente se empapaba de sudor. Un relámpago iluminó de forma abrupta la habitación sumida en la oscuridad de la noche. En ese momento, Ohm comprendió que todo había sido una creación de su propia conciencia.

Dirigió su mirada hacia un lado y encontró a Nanon durmiendo plácidamente de espaldas, ajeno a la angustia que atormentaba a Ohm. Haciendo un esfuerzo por tranquilizar su respiración, Ohm pasó sus manos confundidas por su cabello, tratando de descifrar las imágenes perturbadoras de esa pesadilla, mientras luchaba por separar la realidad de la oscura fantasía que lo había envuelto en su sueño. Desesperadamente, intentaba encontrar una explicación lógica para lo que había presenciado, pero solo encontraba confusión y un profundo desasosiego.

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A la mañana siguiente, Ohm despertó y, sin abrir los ojos, buscó instintivamente con su mano el cálido cuerpo de Nanon, esperando encontrarlo a su lado. Sin embargo, en lugar de encontrar el consuelo de su presencia, sus dedos se encontraron con un vacío desconcertante. Obligado a abrir los ojos, Ohm descubrió que Nanon ya no estaba en la cama ni en la habitación.

Desconcertado, se levantó y deambuló por la habitación, tratando de comprender la ausencia de su amado. Fue entonces cuando escuchó la melodiosa voz de Nanon que provenía de abajo. Lleno de curiosidad, Ohm bajó las escaleras y siguió el sonido de la voz hasta llegar a la cocina. Con una expresión de alegría, sus ojos se encontraron con su esposo, quien estaba preparando panqueques mientras tarareaba una de sus canciones favoritas. Ohm notó cómo las mejillas de Nanon se sonrojaban al percatarse de su mirada.