Demonios

Capitulo 1

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Cómo odiaba el invierno.

La nieve cubría la tierra y la temperatura caía en picado hasta niveles desagradables, lo que daba al viento una mordedura helada. El chico se estremeció cuando un vendaval barrió el bosque helado y se apretó la bufanda.

Estúpida nieve...", refunfuñó para sí mientras avanzaba por el camino trillado. Cuanto antes llegaran a un pueblo, antes podrían encontrar calor y, lo que era más importante, comida. En el mejor de los casos, podrían sobrevivir otros dos días con las raciones que aún les quedaban.

Mirando hacia adelante, vio a su compañera de viaje. Estaba persiguiendo un conejo unos pasos por delante de él. Como él, iba vestida con una capa negra. Tenía acolchado extra cosido para protegerse mejor del frío. Su piel de fuego brillaba como un faro contra el paisaje de marfil y sus largos cabellos sanguinos ondeaban tras ella como una capa de pétalos de sakura. Pero lo que más destacaba de la muchacha eran los dos cuernos de distrito que llevaba en la cabeza.

De repente, la chica se giró hacia él y una sonrisa iluminó sus facciones. "¡Nao!" exclamó emocionada.

Los ojos del chico se abrieron de repente al verla dirigirse hacia él. Se apuntaló todo lo que pudo, pero el terreno fangoso no le dejaba mucho espacio para pisar con firmeza. La chica le golpeó el pecho a una velocidad increíble, haciéndole perder el equilibrio y haciéndoles caer al suelo.

El chico gruñó por el impacto y se estremeció cuando sintió que la nieve se deslizaba dentro de su chaqueta. Mirando al bulto que llevaba en brazos, no pudo evitar sonreír cuando ella soltó una risita en su pecho. "Vas a ser mi muerte, ¿lo sabías?". rió mientras le pasaba los dedos por el pelo. La chica levantó la cabeza y sonrió alegremente, mostrando unas fauces llenas de colmillos afilados.

"Nao..."

"¿Hm?"

El chico se detuvo de repente, apoyándose entre los cuernos de la chica. Ella le miraba expectante, con la preocupación grabada en sus facciones. "¿Mari?"

El chico sonrió mientras le acariciaba el pelo por última vez. "Por supuesto. Dije que te protegería para siempre", le sonrió. Los ojos de la chica empezaron a humedecerse y una sonrisa tonta se dibujó en su rostro. "Cuando salgamos de aquí, iremos a ver mundo y yo seré tu...".

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Uzumaki Naruto... ¡fallaste!

Las palabras resonaban en su mente, un recordatorio constante de su ineptitud. Hoy era la ceremonia de graduación de su clase en la academia. Los demás estudiantes mostraban sus nuevas diademas a sus padres, que se quedaban boquiabiertos. Todos y cada uno de los estudiantes que se graduaban habían recibido una para significar que ya eran shinobi oficiales de la Hoja Oculta.

Pasándose un dedo por las gafas, el rubio suspiró mientras se levantaba del columpio. "De todas formas, ¿quién quiere ser ninja?".

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Naruto caminaba en silencio por el bosque. Tenía las manos metidas en los bolsillos y los ojos desenfocados. Suspiró. No era el más listo de la clase, pero al menos había conseguido aprobar el examen escrito. Su Shurikenjutsu era... aceptable y el Taijutsu era probablemente en lo que más destacaba. E incluso así no tenía ninguna posibilidad contra el Uchiha. Pero la absoluta perdición de su existencia era el Ninjutsu.