Un capitán de la Policía Militar de Paradis, conocido como Levi Ackerman llega a Shiganshina tras la pista de unos delincuentes. Durante su investigación su compañera Hange Zoe queda herida.
Mikasa Ackerman, la más joven de la casa Jaeger, adoptada...
Mikasa salió de la casa de su paciente con rumbo hacia la plaza central, ya que cerca de allí se hallaba una cafetería que a ella le gustaba. Solía ir algunas veces sola o con Armin, una que otra tarde.
Se sentía satisfecha con su trabajo durante la visita médica con Hange. Saber que su atención para ella estaba dando tan buenos resultados, la hacía feliz.
Aparentemente los nervios o la charla que tuvo con esos policías sobre su niñez, la distrajeron un poco al final de su visita.
Levi se encontraba poniendo un poco de orden en la sala luego de la partida de Mikasa, mientras Hange estaba leyendo en su habitación.
El hombre levantó uno de los cojines que estaba sobre el sillón y encontró un pequeño frasco. Lo reconoció al instante y esbozó una pequeña sonrisa.
- Despistada... - Levi tomó el frasco de analgésico sin saber qué hacer. Estaba casi nuevo ¿Era importante? ¿debía llevárselo?... Dudó unos segundos y decidió salir. Quizás aun no estaba muy lejos.
Guardó el frasco en el bolsillo de su pantalón y salió de la casa. Caminó un par de cuadras por donde vio que se fue, pero aun no la encontraba. Se detuvo frente a una escuela pensando si seguir o regresar.
Miró un poco más lejos y vio una plaza. Un chico rubio lo pasó y siguió caminando, hasta que llegó a ese sitio y se detuvo. Al parecer había visto a alguien que estaba al frente, cruzando la calle.
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- ¡Mikasa! - Gritó el chico con entusiasmo.
Levi permanecía quieto sin saber qué haría. Al menos ella estaba ahí. Vio al muchacho cruzar la calle, desde la plaza hasta una pequeña cafetería.
Levi decidió caminar un poco más ya que desde donde estaba, no podía ver mucho más. A esas alturas se sentía estúpido, parecía un acosador. Esa chica ni siquiera le importaba y aún así, la curiosidad le intrigaba.
Ahora estaba indeciso de acercarse y entregarle esa medicina. Vio al chico nuevamente y ya estaba con Mikasa.
- Armin. Al fin te veo. Nunca fuiste a mi casa, me quedé esperándote.
Se dieron un abrazo y se sentaron juntos en una pequeña mesa, en las afueras de ese local.
- Ah, con que ese es el tal Armin. Con razón dijo que lo molestaban mucho de pequeño. Parece una chica. - Pensaba Levi, aunque exageraba un poco.
Siguió detallando al joven y se dio cuenta de que quizás él y Mikasa eran más que amigos, después de todo se veían muy unidos.
Esa última conjetura le hizo desistir de la idea de acercársele, por lo que dio la vuelta y regresó por donde vino, con ese frasco aun en su bolsillo.
...
El amanecer de un nuevo día llegó y con él, un joven de cabello castaño y ojos verdes, llegaba finalmente a casa. La ciudad parecía no haber cambiado mucho. Aunque había venido hace un año no se detuvo a detallarla en esa última visita.