Entró. Nunca lo había hecho antes, no sola. Caminó entre las mesas, aguardando muy dentro de sí por un milagro, a que alguien la sacara no sólo de ahí, físicamente, sino de la carga. Una carga que no sabía de dónde provenía. Nunca le pesó el trabajo. Malfoy, él siempre había sido un tipo al que se debía tratar con pinzas pero nunca había tenido esa sensación de sofocación como la que ahora experimentaba. Y nadie le daba ocasión de tropiezo. Pues, ahora, con todo el pesar del mundo estaba prácticamente tirada en suelo y sentía que nadie se detenía a dar muestra de compasión. ¿Quién?, ¿quién le había hecho eso?, ¿quién la hizo caer y por qué? Ella misma aun sin la certeza que le concede la razón, supuso que la única que se hacía daño era ella, o mejor dicho, una parte de ella. Y quizá la parte que se estaba enamorando de Draco Malfoy, ¿era así? ¿De veras era sí? ¿O era una versión imaginaria de la situación que se creaba para hallar una respuesta?
Se sentó ante la barra. Tom, el tabernero, la miró y le dio la bienvenida con su sonrisa desdentada. Él sabía de sobra quién era. Había estado allí, innumerables veces. A ella el olor amargo a alcohol le provocaba nauseas. Aun sabiendo que no tomaba ni una gota de alcohol y que era muy vulnerable a embriagarse le pidió un trago.
—Hola Tom —saludó con una sonrisa—. Quiero una cerveza de mantequilla.
Hermione tenía la mirada ida y Tom lo pudo notar.
—¿Estás segura? —dijo Tom preocupado.
—No te preocupes, te voy a pagar —insistió Hermione con un poco de exasperación en la voz. Tom hizo ademán de regañarla pero soltando un suspiro se resignó. Él sabía que discutir contra la chica no le iba a hacer ningún bien. Se dio la vuelta y empezó a preparar la bebida.
Hermione esperaba ansiosa. ¿Por qué de repente sintió eso? Ella jamás había sido una bebedora tan aficionada. Sí, tomaba de vez en cuando, pero esa ocasión tuvo la certidumbre de que lo deseaba con todas sus fuerzas que no podía creer que fuera ella la que se obligaba a beber. Casi lo sentía como una necesidad, algo que debía ser vital para su cuerpo como si del oxígeno se tratara. No era una actitud propia de ella, y lo sabía.
¿Entonces por qué había entrado a ese lugar?
Tuvo una vana y estúpida idea que la haría quedar como una loca y que además era muy improbable que fuera. Pero se le ocurrió que tal vez estaba siendo controlada a causa de un maleficio Imperio. Y no era una idea demasiado loca. Después de la guerra se podía esperar todo de todos. No obstante no podía impedirse a sí misma que de la mente le surgiera el pensamiento llano de que no se lo merecía. Tenía la seguridad de que a eso no podía llamársele soberbia o egocentrismo, para nada; sólo se preocupaba por su protección, quién si no.
Aún así, todo eso se quedaba en una sola idea, sin bases, sin razones. Porque, para empezar, ¿quién podía hacerle ese tipo de daño? Sólo los Malfoy, y lo dudaba demasiado. Además no había visto ni sentido que alguien le haya lanzado un hechizo desde la batalla final contra Voldemort en Hogwarts.
Recargó lo codos en la barra y llevó sus metacarpos a la frente para apoyarse. ¿Por qué se estaba preocupando tanto? Ella no era así. ¡Basta!, realmente necesitaba un trago y Tom ya se estaba tardando mucho. Se enderezó y muy, muy desesperada empezó a dar golpecitos a la barra con las uñas.
—Vamos Tom —apuró la castaña.
—Sí, ya está —contestó Tom dándose la vuelta y colocando el tarrito en la barra, frente a ella, y entonces volvió a lo suyo.
Lo olisqueó para cerciorarse de que no tenía nada sospechoso pero eso se debía, más bien, a un hábito que no podía quitarse. Tomó el tarro entre ambas manos y se lo empinó, sin pensarle más, bebiendo un largo sorbo. Le llegó presta una riada de calor. Y volvió a sorber un trago, y otro, y otro. En unos segundos se acabó el tarrito. Casi lo botó en la barra. Ya se sentía mejor pero quería más.
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Fuerza de repulsión
Fiksi PenggemarDraco ha tomado una mala decisión que lo deja a custodia de Hermione. No ha besado a nadie desde que terminó la guerra, su tía le advirtió que cuidara su próximo beso. Pero Draco es un completo incrédulo y harto de no tener ciertos tactos con una ch...