∼CAPITULO 18∼

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-Responda, por favor -habló de nuevo el erizo-

Ella comenzó a caminar sin darse la vuelta e ignorando lo que decía a la espera de no recibir más preguntas pero aun así escucho los pasos que seguían detrás de ella.

Tenía la cabeza llena de preguntas sobre lo que pasó. Un alma estaba rondando a la luz de día y eso no era buena señal. Miro una vez más el cielo y aun se veía el sol posarse en lo más alto, faltaba mucho para que oscurezca así que no podía ir a buscarlo e interrogarlo mas lo único que faltaba era terminar con lo que era planeado para el día de hoy.

-No hagas preguntas. Vámonosacomodándose los lentes-

•-•-•

-Vamos, no me digas que ya estas cansadacon una sonrisa burlona-

-tratando de respirar- sabes...que –recuperando el aliento- tú debes tener un don para correr y no cansarte

-Solo corrimos un par de kilómetrosencogiéndose los hombros- nada fuera de lo normal

-Si clarocon sarcasmo- necesito un descansorecostándose sobre las hierbas-

-sentándose a su lado- está bien, unos minutos estarán bien

Las flores se volvían una y otra vez con el viento. Ambos miraban el bello paisaje que ante sus ojos se volvía cada vez más hermoso con el sol ser acunado por las colinas lejanas anunciando la llegada del atardecer.

-Sabes...nunca logre admirar el atardecer con alguien más que mi hermana –mirándolo con una sonrisa- me alegra poder estar aquí

-sonriéndole de vuelta- Espero poder verlos siempre contigo...-entrelazando sus manos-

-Yo igual...-recostándose sobre su hombro-

-¿te puedo preguntar algo?

-Ya lo hiciste –soltando una ligera sonrisa- pero está bien

-¿De dónde vienes?

-Mmm...-separándose- la verdad es que no lo sé –recibiendo una mirada de extrañeza- Si, lo sé, es raro que no conozca el pueblo donde nací pero mi situación es algo...complicada...-frotando sus manos- n-no sé cómo explicarlo

-acariciando sus manos para tranquilizarla- Descuida. Cuando estés lista me lo puedes decir...te esperare

-Gracias...-haciendo una pausa- ahora es mi turno

-Está bien –soltando una risilla- haz la pregunta

-¿Qué pasaría si...

El sol brillaba sobre las colinas que poco a poco se hacían visibles desde la lejanía. El viento era muy agradable y fresco al igual que las flores resaltaban con su belleza el gran prado el cual se estaban acercando.

Abrió los ojos y volvió a su realidad. Estaba recostada sobre aquel árbol viejo que proporcionaba una enorme sombra. No sabía el por qué estaba recordando de nuevo eso pero lo que si sabía era que se volverían recurrentes o eso es lo que esperaba que no sucediera.

Acaricio levemente sus manos tratando de recordar cómo era el tacto de él sobre su piel.

No se sentía igual y eso hacía que lo extrañara más.

Se levantó una vez que el atardecer estaba por llegar caminando por un sendero el cual estaba cubierto por bellas flores recordando a una bella conejita color crema.

LAS TRES MOSQUETERAS "SONAMY"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora