fragmento # 5

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La mujer que no siente ya el amor, rara vez siente la compasión, y ese amor convertido en deber, la rebeldía y el odio lo sustituyen;  la mujer es cruel cuando ha dejado de amar porque se venga en los propios ojos que la vieron estáticos, en los labios que la besaron enloquecidos, en el corazón que la adoró sumiso, y si ese corazón la ama todavía y esos ojos buscan mirarse en sus ojos, y esos labios posarse en sus labios, si ese amor la desea aún (nada hay igual a su desesperación y a su soberbia). Ese deber de entregarse a otro hombre es el último de sus suplicios, ya convertido en placer en otros brazos. La mujer obligada a amar, la traición se hace fatalmente insolente. En la mujer que ama, la infidelidad es un derecho, en la mujer que ya no ama, la infidelidad es un deber.

Las pasiones rompen brutalmente el corazón, y de ese corazón roto brota siempre la flor de la odisea, el olvido: a una mujer esclava le es necesario odiar.
La rebeldía engendra el odio en ellas, que es pasión de mártires, la sugestión engendra en ellas el disimulo, que es pasión de esclavos. La infidelidad en la mujer es una revancha de su esclavitud que será la venganza contra su dueño, es por ello que la mujer no perdona nunca a quien le ama, ni ama a quien la perdona.

La mujer ama el amor, y nada más, el amor es la fuente expresión de su egoísmo, y en la mujer, amar, es una forma de amarse. No ama al hombre por el hombre, sino por ella, porque es una satisfacción de sus sentidos y a la vez una vanidad de su corazón.
Nada hay más risible que la mentida autoridad del hombre sobre la mujer; la mujer no se vence sino violándola, no conoce más autoridad que la conquista.
 
Si no puedes concederme tu amor, por lo menos no me castigues con tu indiferencia, la indiferencia siempre ha sido la invulnerabilidad del orgullo, la médula  del desdén, que no ha perdonado jamás porque nunca ha sentido, si no puedes concederme ese  verbo demuéstrame tu también mediante una carta que ya aprendiste ha ser cobarde como yo lo he sido contigo.

Dolor en el LienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora