(...)
Una nueva mañana llegaría, el amanecer entraba por las ventanas de las cabañas de los alumnos, era un amanecer hermoso ante la vista de todos. Eran las 6:30am y Spreen se encontraba caminando en la orilla de la playa que estaba cerca de su cabaña, sentía la arena en sus pies al igual que el agua helada al caminar, empezo a acelerar los pasos para empezar a correr y empezar su rutina de ejercicios matutinos, estuvo así durante una media hora y regreso a su cabaña, abrio la puerta y vio a Roier en su cama, todavía dormia, parecia que se había cansado por la actividad que tuvieron anoche, Spreen se acerco al menor y acaricio su cabello para luego salir de la cabaña e ir al centro de la isla para comer algo.
El oso estaba que moria de hambre, no había desayunado y ya eran las 9:48am, fue por comida y se sento a comer frente a una buena vista de vegetación, comia mientras miraba las cabañas principales que eran las de 1 para la 10, tenían suerte de estar tan cerca del centro. Spreen desvio la mirada hacia su brazo, notando que los mosquitos habían deborado de su sangre inesperadamente por la noche de el día anterior, fruncio el seño al verlo, ya que, el era una persona que era muy estricto con su cuerpo, cualquier imperfección en su piel le molesta, termino de comer y se fue a la cabaña de enfermería para conseguir alcohol y echarlo en la picadura con un automisador, mientras lo buscaba, alguien más había entrado al área interrumpiendo la busqueda del oso, quien volteo a ver distraidamente golpeando su cabeza con la mesa que estaba encima de el, ya que buscaba el automisador debajo de ella.
—¡La concha de mi madre!— Dijo Spreen, quejandose del golpe.
—¿Spreen? Andas re distraido, ¿tú cabeza está bien?—
Spreen se levanto del suelo con cara de frustración, dirigió la vista hacia abajo para ver a su amigo, Carre, quien no podía ser más enano.
—Eu, capo. No encuentro el coso para echarme en las picaduras de mosquitos, ¿vos sabes dónde está?—
Carrera se rio en silencio y paso a lado de Spreen, donde se encontraba el dichoso automizador dentro de una caja especifica sobre los mosquitos, que estaba ya clasificada.
—¿Te referis a esto?— Dijo Carre, quien solo sonrio de lo distraido que estaba Spreen para no ver donde estaban las cosas para los mosquitos.
—Si, gracias.— Dijo el oso, quien tomo el automizador de la mano de Carre para echarse cuidadosamente el líquido en sus picaduras, luciendo muy concentrado como si fuera algo muy dificil.
—¿Te divertiste anoche, no?— Dijo Carre mientras se burlaba de su amigo.
—¿A qué te referis con eso?— Dijo Spreen algo ansioso, ¿será que Carre llego a oir los gemidos de Roier desde su cabaña?
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𝕬𝖙𝖗𝖆𝖕𝖆𝖉𝖔 𝖊𝖓𝖙𝖗𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖌𝖆𝖗𝖗𝖆𝖘. || SPROIER ||
Ngẫu nhiênRoier quiere ir bien en sus estudios de preparatoria sin tener ninguna distracción, pero caer en la tentación de un oso sería su enemigo, la tentación de quedar atrapado entre sus 𝖌𝖆𝖗𝖗𝖆𝖘.