[5] Pastél derramado.

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(...)

El atardecer estaba llegando, la cabaña de Roier y Spreen estaba un 90% acabada, solo que había un pequeño problema, Roier se había perdido.
Spreen había mandado a Roier por unos clavos para terminar de fijar el techo de dicha cabaña, no era tan dificil, o al menos para el oso, el menor camino mucho para llegar al área de recursos para las cabañas, para darse cuenta que ya no habían más.
"Tragame tierra, Spreen se va a enfadar." Era lo que pensaba Roier ante su mala suerte, vago deprimido por todas las cabañas de sus compañeros para ver si alguno le sobraban algunos tornillos, y desafortunadamente nadie tenia más, claro que se habían acabado, la cabaña de Rubius y Jaiden tenía exceso de clavos porque ninguno de los dos sabía como armar una cuando previamente ya les habían dado instrucciones, maldita sea.

Roier tuvo que ir a la cabaña de los maestros para pedir información sobre que hacer si se habían acabado los clavos, los maestros amablemente lo mandaron a la verga, le cerrarón la puerta en su cara y ahora el menor tenía que encontrar una forma de buscar algo más para fijar su techo. Afortunadamente Roier era muy inteligente, por algo lo aceptaron de vuelta en la escuela privada, ¿no? El menor encontro unas lianas gruesas y resistentes que podrían servir de algo si le hacen unos agujeros en las esquinas del techo, por lo que corto algunas de esas dichosas lianas y se las colgo en el cuello arrastrando unas cuantas por el suelo, vaya que eran bastante largas.

Madre mia, se hizo de noche, Roier se perdió y no hallaba la forma de llegar a su cabaña, pero por suerte vio la cabaña de su amigo miope, dio un pequeño brinco de felicidad y se dispuso a tocar la puerta. Mariana abrio la puerta para encontrarse a su buen amigo con lianas colgando de su cuello, hojas y ramas entre su cabello, y algo polvoriento.

¿Qué te paso, pendejo?— Dijo Mariana, estallando de la risa.

Me perdí, ¡no es gracioso! No encuentro mi cabaña.—

—Claro, porque el gran Spreen no esta contigo para salvarte.— Dijo Mariana entrando de nuevo a su cabaña, dejando a Roier afuera de su cabaña, ilusionado.

¡No mames! ¡Por lo menos dime donde chingados estoy para volver!— Dijo Roier, mientras golpeaba con sus puños la puerta de la cabaña del miope, esperando que le abriera de vuelta.

La puerta se abrio completamente dejando caer al suelo al menor, se había recargado en ella y a consecuencia de ello, ahora estaba besando el suelo, Slime lo ayudo a levantarse, al parecer era su compañero de cabaña, que coincidencia, dos miopes un destino, Mariana se acerco a Roier entregandole una linterna a su amigo junto con un mapa de todo el lugar.

Toma, para que no te pierdas más, y no vuelvas a aparecerte de noche, no sabes los buenos besotes que me estaba dando con el gringo este, ya se le estaba parando y todo al mien.— Dijo Mariana mientras mordia sutilmente su labio.

𝕬𝖙𝖗𝖆𝖕𝖆𝖉𝖔 𝖊𝖓𝖙𝖗𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖌𝖆𝖗𝖗𝖆𝖘. || SPROIER ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora