Capítulo 1. Nuestro primer encuentro

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Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad. Créditos a sus respectivos autores.

Existen ocasiones en las que las mejores experiencias de la vida son tan efímeras que no sabemos valorarlas o darles el aprecio que se merecen. Incluso cuando se requiere hacer un sacrificio enorme como abandonar todo lo que amas para protegerlo, se necesita de una fuerte voluntad y coraje. Las grandes historias tienen un fin, pero muchas otras perdurarán.

El reino de Danafor, ubicado en Britannia, era un lugar hermoso y que prosperaba como ningún otro. El reino de Liones podría ser el único que rivalizaría con él en cuanto a términos de poder se refería. Ambos reinos serían el lugar perfecto para todas aquellas personas que quisieran tener una vida estable. Quizás esa fue la razón por la que una persona en específico tomó la decisión de vivir en ese lugar.

— Buenos días, Goku-sama.

— Que tal, buen día.

Un joven de cabello negro y en puntas paseaba por las calles del reino mientras centraba su atención en una hoja de papel que llevaba en la mano

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Un joven de cabello negro y en puntas paseaba por las calles del reino mientras centraba su atención en una hoja de papel que llevaba en la mano.

— Veamos, ya tengo la carne y los vegetales. Ummm. Ya solo falta ir por algo de leche y pan — discurrió Goku con una gran sonrisa.

Una vez que finalizó con sus compras fue directo hasta una pequeña casa ubicada en el lugar más apartado del reino. No le incomodaban las personas, pero disfrutaba de los lugares tranquilos. La pequeña casa no tenía muchos lujos, pero tenía lo básico que se necesita para vivir.

El Son preparó su almuerzo y posteriormente se sentó en una de las sillas para disfrutar de los alimentos.

— Muchas gracias por la comida — agradeció juntando las manos y prosiguió a devorar todo en pocos minutos.

La parte que más odiaba era lavar los trastes sucios, pero tenía que hacerlo sí o sí. Una vez que dejó todo en orden subió hasta su habitación en el segundo piso. Allí había un balcón donde era visible gran parte del reino de Danafor. Goku disfrutaba sentarse a contemplar el lugar luego de cada comida. Le gustaba la tranquilidad de esa parte del reino pues la mayor parte de las personas se alojaban en el centro.

Antes de que se diera cuenta, el color azul del cielo se tornó de color naranja, dejando visible el bello ocaso de ese día. Goku se puso de pie y estiró sus manos con un pequeño bostezo. Su hora del descanso había terminado y ahora tenía que trabajar para ganarse la vida como cualquier otra persona del reino.

Se despojó de su dogi color azul y tomó del armario un traje de caballero que tenía el símbolo del reino en el centro. Aún no terminaba de acostumbrarse a usar ese tipo de ropa, pero no podía ser exigente con eso. Bajó las escaleras acompañado del sonido del metal de la armadura. Antes de salir miró un objeto que se hallaba en la repisa arriba de la chimenea.

Una esfera de color naranja cristalino que tenía cuatro estrellas de color rojo en su interior emitió un brillo por un par de segundos. Goku sonrió y después de eso salió de la vivienda.

Consecuencia del deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora