[o2] Amigos - Nuevamente

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[Actu con 2% de batería <3]

  Missa fue despertado de su sueño por unos insistentes golpes en su puerta, por lo que bajo soñoliento a abrirla, y fue una sorpresa agradable encontrarse a Mariana y a Roier.

  Le gustaba mucho pasar el rato con sus amigos a quienes últimamente no veía mucho, ya sea porque pasa la mayor parte de su tiempo con Quackity y Shadoune o tiene que cuidar a sus animales, en especial a sus ovejas.

  Salieron a pasear, platicando bobadas y algunas otras historias, una que Missa repitió un par de veces fue la de una ballena que explotó.

  Su plática cambió varias veces de tema, desde algo tonto a algo serio. Era bueno para Missa salir más allá de su casita de vez en cuando, ya que pocas veces se aleja demaciado, principalmente porque siempre llega alguien a su casa.

  Terminaron en casa de Roier jugando Uno, mientras Missa tenía una sonrisa relajada, ocultando el hecho de que tenía solo cartas azules y una carta de bloqueo amarilla.

  Pasó todo el día con sus amigos, literalmente, salió en la mañana de su casa y volvió en la noche, un poco cansado porque terminaron "peleando" por el juego de Uno. Cuando entró, se tiró en el sillón, suspirando. Unos segundos después, vió a Spreen del otro lado de la sala encendiendo la luz, con una pala en mano. Bueno, ya no era un hacha. ¿Era mejor o peor?

– Oh... Missa –Spreen se relajó notablemente al ver que no era algún extraño o un monstruo el que había entrado, solo Missa.

– Spreen –saludó con calma.

  Missa vió como Spreen dejaba la pala recargada en la pared para después ir a sentarse junto a él. Eso fue un poco ¿Extraño?¿Fuera de onda? No lo sabía, pero le agradaba, y le dedicó una sonrisa.

– ¿Ya estabas dormido? –preguntó Missa, notando que Spreen estaba algo soñoliento.

  Cómo respuesta recibió un asentimiento.

  Se levantó del sillón para extender su mano al oso, para ir a dormir. Spreen la tomó y se levantó, mirando a Missa, subieron al segundo piso.

  Aunque Spreen no pasaba mucho tiempo en casa, o cerca de ella, si que tenía varias cosas en lo que era la habitación que Missa le había dado-prestado tiempo después de que se volvieran amigos. La mayoría de cosas que tenía ahí eran regalos de compañeros y amigos, o cosas que se encontraba en sus aventuras y decidía conservar.

  Missa por su parte, tenía varias cosas random, como fotos de recuerdos o figuras y dibujos de calacas, también libretas donde solía dibujar.

  Cada quien fue a su cuarto, aunque Missa, con el sueño venciendolo de poco a poco, tomó poca importancia a sus acciones, dando, nuevamente, unas palmaditas a la cabeza del híbrido, este al momento se pasmó. Sintió como sus mejillas se enrojecian por el contacto. Levantó la mano, queriendo poder hacer que se mantuviera, que aquella muestra de afecto no terminará, pero Missa al parecer entendió otra cosa.

– ¡Oh, lo siento Spreen! –se disculpó, preocupado por haberlo incomodado, pero no era eso.

– No... No tienes por qué... Por qué disculparte –Spreen titubeó, no sabía que decir.

  No quería hacer que Missa se preocupara por aquello, pero tampoco sabía cómo decir que aquello parecía gustarle. Oh. Tampoco sabía que hacer. ¿Qué hacía en este momento?

– Solo... Solo vamos dormir, ¿Si?

  Cómo aquello lo ponía tan vulnerable, sin saber que hacer.

  Missa solo asintió y fue a su habitación, algo preocupado y con culpa, por volver a repetir aquello por segunda vez.

  Spreen se fue, maldiciendose a si mismo por no poder decir más, por no poder explicarse.

Juntos - MisspreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora