Cuando planeas un almuerzo familiar para que tus personas favoritas en el mundo se conozcan, lo menos que esperas es que éstas personas se enamoren, ¿verdad? Bueno, tal vez no suene tan malo. Sólo que... ¿Por qué esas personas tenían que ser mi novi...
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La mañana del domingo, cuando el despertador sonó, todo parecía iniciar de buena manera.
Bien, la pelinaranja no tendía a ser una persona que despertara de mal humor a menos que lo hiciera en contra de su voluntad, por lo que ahí estaba. Se tomó todo el tiempo del mundo para darse una ducha, arreglar su habitación y desayunar, cosa que generalmente no hacia.
Su madre la observaba, extrañada. El ceño fruncido de la mañana en cara de su hija no se encontraba.
Se cuestionó si era posible traer más seguido a su sobrino para que un desayuno tranquilo fuera posible todos los días.
-Estoy enamorada, mamá.
La señora la observó sin expresión, mientras tomaba su taza de té y desaparecía de la vista de su hija, quién no pareció darle demasiada importancia.
Entonces su teléfono sonó de manera graciosa:
"El mariachi, el mariachi ♪"
Su mano alcanzó con rapidez el aparato, tomándolo y llevándolo a su oreja.
-¿Te gusta el ringtone que puse?
-Es una porquería, JungKook.
-Oye, es la banda que me gusta.
-Cuéntame como empezaste el día.
-¡Se ha meado en la cama!
La pelinaranja oyó el timbre luego de oír a YoonGi en el otro lado de la línea. Mandó al demonio la llamada de JungKook, pues sabía que su primo había llegado y verdaderamente no tenía antojos de aguantar al par de tórtolos en el teléfono.
-¡TaeHyung!
Corriendo, atravesó la sala de estar, empujando a su madre y tirando su taza de té, hasta llegar a la puerta de entrada. Maldijo internamente, sintiéndose indignada al recordar que aquella endemoniada puerta no se abría para afuera, sino hacia adentro.
Le pidió una disculpa a su pie luego de lanzar una patada a la puerta con el objetivo de abrirla para el pelirrojo.
Se estabilizó, acomodando su ropa y por fin abriendo la puerta con una sonrisa.
Su primo la abrazó con fuerza al verla y, de no ser ella una enana, éste habría saltado para rodear su cintura con sus piernas.
-¡Mamá, llegó TaeTae!
Su madre gritó de regreso:
-¡Si no me decías no me enteraba!
TaeHyung rió ante el sarcasmo; siempre era tan cálido visitar a la enana y su madre. También esperaba que se sintiera así con el novio de ésta.
-JungKook vendrá con el idiota de su amigo -comentó mientras cerraba la puerta a sus espaldas-. Llegarán para almuerzo, seguramente.
-Oh, bien, dos chicos para conocer -TaeHyung festejó abrazando a su tía.
-Eres un asco -la enana regresó a la cocina, siendo seguida por el mayor.
-Y tú tan homofóbica.
La pelinaranja le tiró un beso que Taehyung atrapó y llevó hacía su miembro.
-¡TaeHyung!
Éste estalló en carcajadas.
Y mientras las horas pasaban, haciendo bromas, preparando el almuerzo y observando las estupideces que la enana hacía, Jungkook y su amante llegaron.
-Este duende es YoonGi y el lindo de aquí es mi novio, JungKook. Idiotas, él es TaeHyung, mi primo.
Todo quedó en silencio.
Los ojos negros de JungKook observaron sin vacilación. ¿Qué se suponía estaba viendo? ¿Ese chico frente a él tenía unas orejas de tigre y una gargantilla? Su estómago sufrió una contracción desconocida.
-Iré a buscar algo para comer -YoonGi bufó desinteresado, TaeHyung sonrió al ver su comentario gracioso.
Y JungKook no supo en que momento su mente comenzó a gritar.
¿Por qué sonríe? Se preguntó el pelinegro corriendo la mirada cuando un calor bastante conocido fue descendiendo desde su abdomen.
