PRÓLOGO.

260 21 3
                                    

El tiempo pasaba realmente rápido.

La pequeña familia estaba anonada no sabía cuándo pero su pequeño hijo hoy cumplía sus ocho "primaveras", Jungkook que parecía hace unos días había aprendido a gatear ahora corría entre todos los invitados de su fiesta de cumpleaños chocando y disfrutando como todo un crio.

— ¿Piensas que será más alto que su papá? — Pregunto una de las invitadas a la atareada madre.

— Lo último que quiero pensar es en que crezca —acepto algo divertida acomodando el resto de bocaditos — pero seguro que sí, mira que lo inscribimos en básquet y ya quiere hacer otra cosa. No sé de donde lo saco, pero tiene energía de un caballo, si fuera por mí y su papá dormiríamos todo el día.

Ambas se rieron al mismo tiempo tomando sus copas de cristal con algo de "jugo de uva" viendo a todos los niños jugar sin parar parecía que seguirían unas cuentas horas así por lo cual la conversación anterior fue retomada para ambas.

La madre del pequeño disfrutaba este momento a solas ya que se pasaba casi todos los días ocupada o simplemente le era difícil tener un tiempo  además había una sorpresa que llegaría en unas horas más eso definidamente le entusiasmaba demasiado.

— Jungkook – chillo – no entres a la piscina no tienes otra ropa para cambiarte.

Adiós tiempo para sí misma, joder a veces odiaba a su hijo.

Con un suspiro resignado luego de escuchar el sonido del agua salió al patio en busca de su amado cachorro.

Gran descanso.

—————— 𓋜 ❀ 𓋜 ——————

Luego de tener que cambiar una vez más al cumpleañero la mujer pudo sentarse a descansar. Los niños y sus ideas tan fantásticas le alegraban la vida.

Claramente era sarcasmo.

Fue hasta un poco más de tiempo cuando el timbre de la casa resonó alarmando a la omega.

Sabiendo muy bien quien era la persona casi corrió hasta el otro extremo del lugar chocando con algunos mini invitados a su paso.

Grande fue su sorpresa cuando en vez de ver a la persona que esperaba apareció un enorme peluche de perrito amarillo y luego un rostro bastante familiar. Su corazón se sentía cálido de nuevo al ver esa hermosa sonrisa junto con una suave voz hablarle.

— ¿Es muy tarde noona? Te prometo que hubiera venido antes pero el taller de actividades estaba como el infierno.

— Nunca es tarde para ti Jiminnie ven pasa — hablo regalándole un abrazo para luego intentar ayudar a entrar el peluche gigante.

— ¿Crees qué le guste? Enserio soy un asco escogiendo regalos.

— Que va, seguro le encanta Jungkook ama los peluches nunca tuvo uno tan grande.

Un poco más tranquilo el joven pelinegro entró a la casa siguiendo a su amiga. Jimin era el mejor amigo de aquella linda omega ambos se habían criado juntos y podrían asegurar que por poco tenían una unión casi familiar, realmente se querían el uno al otro.

La mayor de ambos sonreía tan grande que sentía como sus mejillas empezaban a doler un poco, ambos por mucho tiempo habían tenido horarios diferentes sumándole el hecho de que vivían en diferentes ciudades por lo cual había resultado en que el menor no veía al hijo de su mejor amiga hace años así que se sentía un poco nervioso.

Solo un poco.

Intentaba tranquilizarse a si mismo diciendo que lo peor que podía pasar era no agradarle de algún modo y que tuviera que irse para siempre.

WEST COAST || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora