Capitulo 4

90 14 4
                                    

Jimin

La soledad era ya una costumbre.

Aunque esta fuera dolorosa o atemorizante, la verdad era una. Cuando te acostumbrabas a estar solo, podías simplemente volverte adicto, como si fuera una droga y, al parecer, una muy poderosa.

Aislarte se hacía cada vez más fácil, llegando a un punto sin retorno, incluso olvidando que tal vez en algún momento tuviste compañía o alguien a quien amar. Deseaba en lo más profundo de sí mismo que de algún modo esto no fuera así, pero después de un par de años sin nadie, parecía que se sentía mucho más cómodo así.

Sin miedo.

Sin miedo a que te hagan daño, sin miedo a tener que ser rechazado o juzgado, simplemente existiendo en tu propio mundo, egoísta de alguna forma, pero demasiado hermoso para ser real.

Después de alejarse de la única familia que había conocido en su vida, las cosas no fueron fáciles, siempre lo supo. Vivir en un mundo lleno de prejuicios hacia los de su clase era el peor castigo, demasiado injusto para algunos, pero también tan común que era normalizado. Nunca había tenido deseos de un "omega normal", la verdad no veía una vida donde tener cachorros fuese su mayor logro y mucho menos un esposo que lo protegiera. Desde pequeño sabía que solo se tenía a él mismo, así que no podía darse el lujo de ser débil ni vulnerable ante nadie.

El principio fue doloroso, pero no de ese tipo de dolor físico que dan los golpes, sino el más aterrador, dolor emocional. Llorar todas las noches preguntándose si algo mejoraría al haber nacido alfa, sabiendo que la respuesta siempre sería un sí, teniendo que soportar que muchos le hicieran menos, incluso los que estaban debajo de él, queriendo enseñarle cosas de las cuales él sabía a la perfección, desobedeciendo abiertamente sus órdenes. Parecía que jamás tendría un descanso y con los días simplemente era peor.

¿Cuándo tendrás hijos? ¿Cuándo te casarás? ¡Ey, el tren del matrimonio te está dejando! Vaya mierda, ¿no? Pero simplemente dejó de aguantar. ¿Para qué hacerlo si a ellos igual no les importaban sus sentimientos? ¿Por qué a él tendría que importarle los de ellos?

Empezó simple con pequeñas risas sarcásticas, respuestas un poco "inapropiadas", terminando por convertirse en alguien completamente diferente.

Le gustaba como era.

Pero no en un sentido de narcisista o algo parecido, simplemente, después de un tiempo, cualquier tipo de pregunta así ya no llegaba. Las personas parecían tenerle más respeto a la forma en que los avergonzaba que cuando era bueno, así que al parecer debía mantener todo de una forma similar si quería lograr sobrevivir. Aunque siendo sinceros, tampoco le costó mucho, nunca tuvo una personalidad común.

Con el paso del tiempo, se acostumbró completamente a su nueva vida. Dar clases había sido la mejor decisión, pero ¿aún más maravilloso que eso? Definitivamente, era viajar y poder conocer nuevos lugares, nuevas experiencias, nuevas personas. En cada lugar nuevo que visitaba, había una conexión mayor con el mismo.La confianza que alguna vez se vio afectada ahora era fuerte como una roca, y eso era el regalo más bonito que se podía dar.

Luego de un año viviendo en distintas partes del mundo y sorpresivamente, como si el destino lo quisiese demasiado, le ofrecieron un trabajo en Seúl.

¿Le sorprendía? Solo un poco, no tanto por la capacidad, sino más porque la universidad de Seúl era una de las más importantes en toda Corea, completamente prestigiosa, donde los docentes eran personas capacitadas y obviamente mayores. Se sentiría extrañamente joven allí, pero no lo rechazó, más que todo porque le gustaría volver a su ciudad natal, porque aunque había vivido experiencias algo tristes, siempre sería un buen momento para sanar.

WEST COAST || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora